Frente a las teorías y prácticas de Fourier, Owen y Saint-Simon (falansterios, cooperativismo, comunalismo), a los que Marx y Engels rotularon de socialistas utópicos, surgió, reservándose para ellos, el socialismo científico, que sería el materialismo histórico. Lenin no solo tenía que vérselas con los socialdemócratas alemanes y del propio partido, sino que también con los izquierdistas a los que consideró la enfermedad infantil del comunismo. El socialismo de Zapatero y del doctor Sánchez es netamente infantil por su despreocupada alegría por jugar, pero no es utópico, por delirante ensoñación, sin contenidos ni experiencias reales.
Tanto la socialdemocracia como el socialismo estatista se empeñaron en el desarrollo de las fuerzas productivas, para alcanzar riqueza, progreso y bienestar material que afectaría a las superestructuras culturales. Ese y no otro ha sido la idea de progreso de la izquierda. La izquierda canónica, la histórica. No esta cosa. Tenía contenido, era mensurable, se daban cifras, disponía de fuerzas instrumentales para alcanzarlo (¡véase China!). No era jerigonza vacua, significante sin semántica, logomaquia, estupidez de progreso. El gobierno más incompetente de la historia de España, rehúye, por elusión sistemática, del presente/realidad, al que se sustrae, manipula, desmiente. Del cúmulo de dislates capaz de coleccionar, el más sorprendente y matriz es su retirada del poder efectivo de gestión de lo cotidiano, que afecta a la vida ordinaria de las personas. No sabe qué poder hacer con el gobierno, no tienen planes ni para cobrar de Europa. El poder son solo géiseres de gasto público para toda la recua de cortesanos de la Moncloa versallesca. La hipertrofia del gasto está en la detentación gozosa del poder pero no en su ejercicio. Es lo verdaderamente literario de un gobierno volcado en la ficción.
Sánchez exhausto de combatir a Franco y reglamentarnos el qué y cómo pensar del pasado y su guerra, cosa que ni Julio César ni Alejandro pretendieron, pero sí Stalin y su adversario Franco. Como no era suficiente pensamiento la elusión de gobierno como presente, operatividad, resultados, por eso, pero sin salirse del siglo XXI, ideó la bobería de la agenda 2050. Tendremos pues arreglado más de un siglo (1936- 2050). Rehecho el 36, ya podremos estrenar el 2050.
Porque peor fue lo de Chávez. La izquierda populista capaz de arruinar por completo un país como hizo Chávez con Venezuela, con la banda de marginales universitarios españoles tenidos por oraculares, gracias a su propuesta mesiánica del “socialismo del S XXI” (estando todavía en el XX), que una vez en él se cumplió: apoteosis tiránica y ruinosa.
Conclusión: la no búsqueda del centro de gravedad permanente de las cosas de gobierno ordinario.
https://www.eldia.es/opinion/2021/05/25/socialismo-utopico-programa-2050-52219720.html
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