Hoy la tercera sesión de rehabilitación. y mi comportamiento ni siquiera es mío, sino el de mi madre, realmente soy ella. A esta señora, le he preguntado por las cicatrices de su rodilla, que son como dos caminos de montaña para motocross. Que no lo habían tenido enyesada la pierna, además de fémur y que sé yo rotos, osteoporosis, un ictus de propina, futuras recomposiciones en el hombro. Era venezolana -le he pillado el acento-, no he llegado a buscar su confirmación. Lo que no he hecho nunca, saludo el primero, según pasan.Esto es el magneto y trozo de mi pierna buena. Aquí 12 minutos. Había en mi cercanía una señora que con el pie bueno se ha bajado la camilla, dándole a la palanca, para tumbarse, ha extendido la cubierta de papel desde el rollo.
-Señora, permítame la intromisión ¿qué veteranía ostenta en este lugar, porque le veo muy diestra en aptitudes auxiliares de rehabilitación?
- Desde el lunes, cinco días- sonriente
-Pues eso que hace usted yo no lo aprendo ni en un mes. Ya llevo tres días y justo hago sentarme y levantarme.
Hoy No sustituía a Yen. ya le he dicho que era de Bilbao y todo el mundo sabe que soy de Bilbao, y la de la camilla más próxima que había oído la conversata, que ella era de Zaragoza y que llevaba 39 años en Canarias, y hablaba con acento canario. Pues yo 40, y no parezco ni de Bilbao, sino de pueblo rural con frontón, iglesia y batzoki.
Me he acordado de mi madre, y por momentos he dudado quien era, sin acaso un usurpador.
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