domingo, mayo 28, 2017

Hace un domingo en Los Ángeles

En un japonés en Los Ángeles
No puedo, como normalmente hago recién viajado, dejar de recapitular en lo que hacía hoy hace una semana. Lo hago preso de la nostalgia, porque fue un viaje en el que las excelencias se sucedían sin ningún descuido. Solo hace una semana estábamos en el downtown de Los Ángeles, visitando la impresionante catedral de Rafael Moneo, sobre la que escribo en el periódico, el museo MOCA de arte contemporáneo, de lo que también hablo en prensa y  el auditorio de Fran Gehry autor del Guggenheim Bilbao, que no lo desmerece  lo más mínimo, del que no hablo en prensa como tampoco de museo THE BROAD, porque, de entrada gratis, formaba grandes colas.
Con un Arshile Gorky detrás, muchas veces visto en imágenes
Aunque lo más singular del día es que comiéramos en un MC Donald hamburguesa con coca-cola. Sí, a mi hermano que no lo sabe, a Cristina y gente que me lea y me conozca les sorprenderá, pues sí, lo hice y con orgullo antiespañol. Bueno, algo más hubo: repetí la coca-cola que es gratis, tras la primera ingesta. Estábamos rodeados de latinos, no muy lejos de la catedral. Nosotros seríamos los pijos españoles (que viéndolo de fuera me da profundo asco. Solo nos hemos encontrado con un hispano en todo el viaje, en Las Vegas claro, de lo que hay que dar gracias al Altísimo), de hecho Fer y Rosita lo son, o sea pijos, pero no Espy, amiga de mexicans, indios y undergrounds. Si se lo dices no es que no se molesten sino que los halagas. Pijos a mí, porque son fantásticos, no creo que haya mucha gente con tantos íntimos amigos como yo.
Me he ido, pero vuelvo. Siempre me han gustado las hamburguesas de MC Donald, ocurre que el público adolescente me espanta. No tomé coca la primera vez, sino Seven up o alguna cosa así. Estuvimos en otra en San Diego (mexicans everybody y nosotros), al lado de un supermercado donde acudimos a por viandas y vino de California para el motel. Teníamos un motel espléndido con vistas  lejanas a la bahía, donde la base naval.
me lo han enviado con See you again
Me he hartado en entrar en supermercados y gasolineras, era donde finalizaba mi jornada de conducción cuando estábamos de viaje a las 15 o 16 horas (3 ó 4 pm. como dicen los americanos). Me tomaba budweiser de medio litro. Como dentro no te la puedes tomar había de salir fuera con el cartucho de papel. Una vez en una lejanía del desierto inmenso, tampoco me dejaron que bebiera en la puerta, que fuera al coche, me dijo una anglosaxon, en el que tampoco se puede. Me escondí. En una repetí budweiser y tenía el cartucho de papel algo roído, por momentos me sentía en Irán a punto de ser esposado. Hay carteles en las autopistas que dicen que “reportes” if you see drunken driving. En otra me fijé que era el único que bebía bebida ocultada, que con su ocultación se delata –auténtico Heidegger y la aletheia-, todos iban con su cafés encofrados de  moral púbica.
Cenamos en Los Ángeles con una amigo de mis hijos que se dedica al cine (lleva a películas libros, reportajes, hechos de la vida y conocía yo obra y milagros sobre el que trabaja  –mi hija trabajó años en esa industria, allí-) que había estado en su boda (de ellos) pero con el que no hablé, y en Los Ángeles lo compensé. Era un tío muy interesante, que me lo perdí, evidentemente un intelectual creativo bebe, y lo hacía desenvuelto. Hube de decirle- fuimos caminando del bar en que habíamos quedado (magníficos coktails que hemos catado) al restaurante de unos sijs (indios) donde fuimos a cenar. Bromeaban, que  parecíamos verdaderamente  agrestes como pioneros que en el mismo LA fuéramos caminando en lugar de en coche. Lo dicen ellos. En un semáforo le señalé -era sábado y había mucha animación-  que el  próximo país muslim iba a ser EE.UU., argumentando, para su viablilidad lógica, que no podía  haber más dificultades para beber que allí. Fui poco acertado porque él ya había bebido su dosis sin problemas.      


jueves, mayo 25, 2017

5ª entrega del Oeste americano

Ante Alcatraz
El mítico barrio Haight Ashbury


Nuestro apartamento en North Holywood L.A.
 El Golden Gate, su difícil retorno nos permitió recorrer la Bahía. 
Al parecer lo que tengo es el famoso Jet lag, que lo padecí la primera vez hace ahora 20 años y nunca después. Cansancio, somnolencia, descentramiento, pereza, desgana. Salimos el lunes a media tarde de Los Ángeles y  llegamos ayer  miércoles a las 4 de la madrugada. Sin martes. En el aeropuerto de Los Ángeles ya estábamos desde el mediodía tras devolver el coche que nos ha llevado por casi 4.000 km. En Gatwick, que llegamos antes de las 2 de la tarde salimos a las 11:30, señalado para las 21:30 se retrasó dos horas.
A la ida con nuestra presencia en aquel motel que ya conté, de negros, putas, traficantes, delincuentes, del que finalmente huimos, también hubo cansancio, pero menos. Parece que las autoridades americanas a determinados ex presidiarios y ante situaciones de carestía extrema les paga moteles. Cuando te pasas de rosca, cambias de estado y el sueño desaparece. La tolerancia al aburrimiento, el cansancio, desgana se disparan. Intuyes que solo estás en el umbral de todo lo que se puede aguantar, que presientes mucho.
De aeropuertos seguiré hablando en prensa, pensé en el segundo artículo a las 5 de la mañana de ayer  cuando hacía votos para que los barbitúricos me hicieran dormir.
Hemos regresado más proamericanos de lo que ya fuimos, francamente encantados. Las diferencias ya las tienes, notorias y significativas en los aeropuertos de Los Ángeles y Gatwick y eso que forman el bloque anglosajón.
En el SFMOMA
No podía ser un viaje de iniciación como son los grandes viajes, pero sí de cierta conexión o espíritu con aquellos, que es lo más opuesto al turismo actual y mundos convencionales planos tan al uso masivo. De creerme viejo  desde luego  para largos viajes,  he actuado como un joven, según XY conduzco como si tuviera 19 años pero muy rápido, añade, lo que no es posible en EE.UU.  Es una sociedad muy respetuosa de las leyes –los límites de velocidad se cumplen, se rebasan mínimamente, aunque se permita adelantar por la derecha y giros prácticos apropiados para sociedades respetuosas y maduras.
La Galería de Diseño SF
Hemos funcionado los cuatro como un equipo, sin el más mínimo problema si quitamos el que organicé yo nada más llegar a Los Ángeles. Todo lo demás como la seda, muchísima compenetración en todo, incluso para un día hacer planes distintos en San  Francisco. Parece mentira tanta perfección. Las amistades para que sean verdaderas y profundas, definitivas, no pueden ser convencionales, que es como la mayoría las entiende. He conducido hasta casi 5 horas, me he divertido conduciendo, creo que lo puse en uno de los pocos post que escribí, se conduce mucho mejor que aquí y con más libertad. Es como si se considerara a la sociedad madura y sensata.
Uno de los iconos de SF
  He cruzado conduciendo el desierto de Sonora, el de Mojave, el Valle de la muerte o partes de ellos. También lo he hecho por Los Ángeles, las Vegas y San Francisco. Mención aparte merecen los camiones, una maravilla con colores virtuosos e impactantes. Una paleta de colores de artistas y creativos, que curiosamente no se da en los coches, además tienen cabina apartamento.
Casas flotantes de Sausalito
Según nos dijo Pablito un día reciente, creo que el domingo que vino a  cenar a nuestro apartamento en North Hollywood (que nos buscó Eguiar), y que está haciendo un Erasmus/beca en la famosa UCLA (Universidad California Los Ángeles- la mayoría de población trabajadora de EE.UU. son camioneros. Lo que mi experiencia lo confirmaría. Como pensamos Fer y yo la actividad económica que se ve por las autopistas es brutal.
Dormimos en los arrabales de los Ángeles (danger South) donde empezamos y terminamos en (holly) North Hollywood como acabo de escribir, también lo hicimos en San Diego, Yuma, Tucson, San Francisco, las Vegas (quiero escribir un artículo relacionando Las Vegas y el comunismo, es lo que me sugería todo el rato. Mi hijo me preguntó por su desarrolló cuando volvimos a encontrarnos, tras el fin de semana en Tucson en LA).  Y Viva México cabrones 


miércoles, mayo 17, 2017

Espy, abogada también americana

Espy frente a su casa
Espy recibiendo el diploma de excelencia el día anterior de la graduación. Espy en lugar de llevar el birrete llevó  una corona de flores y una pluma. Anda con activistas indios, a los que concí.
La falta de tiempo nos impide crónicas cronificadas

viernes, mayo 12, 2017

1ª incursión en México

San Diego
Acabamos de entrar en Arizona, como se puede leer  el cartel hace un llamado a que si se ve a un conductor bebido que se llame a un teléfono. 
fer y yo no colaboraríamos
nuestra incursión en VIVA MÉXICO CABRONES, se ha producido por YUMA (a 30 millas). Se trata de San Luis del Colorado. este parque es la zona noble, escasa, contrasta 

es el bar restaurante más respetable . mexican food, de san luis de Colorado
unas amistades contingentes


a frontera, México no te pide nada, les resulta inverosímil. cruzamos en el atardecer mas bello de mi vida en el valle de yuma. De regreso en  la frontera yankee, solos y enseñando el pasaporte pasamos.
Yuma, sobre el río Colorado en una misión franciscana y un puesto  de la policía de los quechuan o yuma. En ese altozano tienen su propia policía con sus coches, servicios sociales y de salud y acogida.
No más abajo tienen un casino, que les dan a los restos de las tribus indias, compensaciones ad aeternum, que les convierte en ciudadanos pasivos de primerísima. La historia, el destino el fatum puede ser algo casi revocable y si no del todo sí en el tiempo, que se dispone perenne o eterno. En el casino están terminantemente prohibidas las armas, dentro fuman y beben , muchos son indios.
en ese cartel de la frontera reza así
PROHIBIDO EL AMBULANTAJE:
                                                    LIMOSNEROS
                                                    LIMPIAVIDRIOS
                                                    PROPAGANDA, PERSONAS                                                         OCIOSAS. ETC
                                                   Evite sanciones
                                                                 ZONA FEDERAL

regresando a nuestro país vinculativo. es tanto el español que se oye que sin querer te enriqueces
Ahora mismo escribo de un motel en Yuma (Arizona), un lugar muy placentero como la tarde de ayer en estas llanuras inabarcables, cuya infinitud interrumpen montañas distantes a decenas de kilómetros, todo lo que el ojo humano alcanza ver muy elevado en la lejanía, en algunas zonas la infinitud no conoce la acotación. Llanuras cultivadas y entretenidas, a un lado  la vega del río Colorado, un trozo de las orillas del Misissippi  y Tom Sawyer, un paisaje dulce y de la infancia, ameno y acogedor envuelto por un calor acariciador.  EE.UU. no puede resultar más potente, y desarrollado, hiperorganizado con un claro estilo de vida, que casualmente es el que nos van donando desde decenas y decenas de años en todas las facetas posibles, receptor masivo de todas las razas. Las carreteras, los gigantescos camiones limpísimos, los grandes coches, las grandiosas infraestructuras públicas,  la sensación constante  de la gran actividad que se desarrolla, de pujanza, trabajo, iniciativa.  Arizona  en puntos recuerda al desierto de Negucv que los judíos lo han hecho cultivable, la agricultura se presiente como una actividad  rentable, como reto y oportunidad, del individuo y la sociedad, no parecen  esperar que algún gobierno les de el sueldo. es todo lo contrario lo que se percibe.

miércoles, mayo 10, 2017

Noche en Los Ángeles, foto en San Diego

















El aeropuerto de Oslo un domingo resulta amable, parece que nunca existieron los domingos con carrusel deportivo, con aquel asco de  vida y del fútbol, y luce el sol. El aeropuerto  te da una semblanza de los noruegos y del país, parte de los suelos son de madera como muchos arcos enormes,  no se ven noruegas a las que piropear y gente muy adecentada por el PIB, la visión aérea de los fiordos, el manto verde, y el de nieve, el fraccionamiento de la costa en islotes, es interesante, se ven las hendiduras de los  fiordos, piensas que bien se ven desde aquí arriba sin la claustrofobia de estar en las simas de agua bajo acantilados de árboles y roca. Hemos dejado divisas  al tesoro noruego, más de 100 dólares, las cañas de cerveza eran de a 10.
Sobrevolamos Islandia y ya de noche Groenlandia, hay una luz tenue de resplandor difuso, pienso si es el sol polar  hasta que me digo ha de ser la luna. Fer piensa lo mismo sobre  el tipo de hombres que pobló esta tierra, como fueron capaces de afrontar aquellas travesías a ninguna parte, de más que dudoso regreso, su ambición, coraje, valor los hacen imposibles imaginar conocido nuestro mundo. Groenlandia ofrece una visión ultraterrenal de  espacios  inquietantes, refractarios a cualquier signo de vida, parece que sobre la superficie de hielo se hubieran precipitado  piedras como montañas, que desde el avión tienen esa forma. Las distancias entre Terranova, la Península de Labrador el  mar  de Hudson en Canadá nos parece interminables. Entramos en EE.UU. por Dakota del norte y ya en diagonal a Los Ángeles.
La salida del aeropuerto por su bullicio casi parece el mercado central  de pescado de Tokio. Tenemos que coger un bus para alquilar el  coche por las terminales del aeropuerto. Hemos salido de casa hace más de 24 horas. Casi 6 a Oslo y 11 a LA. La belleza de las luces de los Ángeles desde el aire nunca podrán ser olvidadas, cuadriculas perfectas, luces de árbol de navidad esparcidas  en su interior, homogéneas, ríos serpenteantes de luces de 
coches. Abajo el dragón está despierto. Cogemos el coche, vamos a un barrio infernal, lleno de descampados y sombras, nuestro motel  tiene en la entrada coches buenos e infames como dejados así, mal aparcados, por un exigente sentido de la colectividad, el vestíbulo es sucio, de muebles amarillos, la suciedad invade las mucosidades. 
En el mostrador hay dos negras hostiles, tras el vestíbulo, ya fuera, hay como un patio donde se alineas las habitaciones  y un bar con forma de choza tropical modalidad lumpen  proletariat, me acerco. No hay nadie pero dos negros beben, les pregunto para beber, y se me presentan muy vacilones. Me corrigen porque yo le llamo a uno de ellos BRET, ellos me conminan a  que pronuncie Bred, lo hago y le doy la mano con una inclinación de cabeza que me enseñaron en el Colegio alemán, a ver si les gusto. Me dicen que ya no sirven y que el camarero es el único blanco, que no sé qué hace fuera, no va a servir, que los negros no le consideran -los últimos años viviendo entre enemigos de clase y ahora descubro los enemigos raciales-. Solo hay negros y algún mulato, ni asiáticos ni chicanos,  llevan pantalones cortos como de balón cesto y viseras, capuchas. Hay putas negras muy putas y alguna jovencita blanca muy perdida. Algún coche de afuera ha de costar más que los que han ganado ellos en toda la vida, otra puta negra sale de un coche suntuoso, en e patio de las habitaciones hay charcos navegables que se ve que no molestan a nadie, son charcos sin lluvia. Las negras de la recepción dan las llaves, sin indicar las habitaciones, tienes que pasar por la laguna del patio.
Le digo a la expedición: está noche aquí no vamos a poder dormir por las balaseras. Serían  muy estúpidos  que a los únicos portadores de maletas y trajes nos permitieran irnos sin robarnos. Equivaldría cargarnos todos los minuciosos estudios y estadísticas de policía, sicológos, trabajadores sociales. No somos tan importantes como para arruinar las casuísticas de fiscales y sociólogos. yo me voy, aviso. Rosita que ella también. Que devuelvan el dinero, estáis locos como nos van a devolver sino lo que harán es robarnos. Pues lo devuelven.   devuelven, si nos vamos por los negros.
Seguimos la calle con más descampados y sombras siniestras, y aviones  aproximándose a las pistas a pocos metros. El siguiente motel es normal. No hay congregados. Voy a irme a tomar una cerveza, en una esquina dos coches de policía han parado alguien, veo luces lejos, no me atrevo a ir solo, he caído en la cuenta que es el sur, donde no se debe ir.  Salimos, ya ni tienes sueño. Le pregunto a un negro que parece esperar a uno de los escasos autobuses si en la gasolinera y el MC hay alcohol, me mira con mala cara y me hace un gesto que sí, que luego resulta que no, vamos a la gasolinera, hay tres negros marginales. Damos la vuelta que ni nos sirven, sí  si vamos en coche, lo hacemos, pero tampoco. Un encapuchado se nos ofrece a dirigir a un almacén. Yo no voy, es imposible que no nos roben salvo que estos barrios dantescos carezcan de toda personalidad, y gasten toda su energía en negar la estadística. Seguro que odian a la policía pero no a ese punto de invalidar todo sus estudios. Vuelvo al motel, las calles son anchísimas. Cuando voy a cruzar vienen dos coches deportivos haciendo una carrera, se saltan el cruce. Más policía, dos coches han parado a otro, de repente pasa uno con un rueda en llanta y chispas que mete más ruido que los aviones, pero le omiten, fer enseguida empezó a hacer las primeras pirlas. Giros de 180 grados en la misma calle y ayer tomó cerveza en San Diego y condujo. Yo conduje de LA, entrando en zonas costeras hasta San diego. Dicen que voy muy rápido, pero se conduce rápido. Te pueden adelantar por la izquierda y por la derecha, luego es divertido y seguro conducir, es otra mentalidad.


sábado, mayo 06, 2017

Ya estamos en la cuenta atrás. Countdown, lets go

Ya estamos muy  en la cuenta atrás, y sin duda nuestro viaje ha suscitado cierta expectativa en esa reducida minoría de amigos que nos sigue. Incluso se han dirigido a nosotros, lo que significa dos cosas: A) que nuestro viaje aún conserva el viejo  significado de los viajes con componente de aventura, y B) que la tripulación ofrece bastante juego. Según Belén el único elemento de estabilidad lo aporta  XY, mientras Rosita, Fer y yo no somos  fiables y sí proclives a lo desmedido.
Ayer a la tarde hablé con  Fer, y Rosita no había llegado –cuanto más tarde llegue más habrá bebido-; los viernes salen del trabajo y se ponen a beber cervezas y terminan con gintonic, por tanto es seguro que se encontrara algo bebida. Ella sería más rigurosa en su descripción.
Al mediodía quedé con mi hermano, y apareció mi amigo y paisano Gotzon con un perro muy bonito. Tienen una casa en La Orotawa del s XVII, en torno a la cual no se ha construido. Unos abogados de un banco fueron a conminarle por algo que le querían expropiar. Nos dijo: abogados como vosotros. Le contesto: ya te he dicho antes  que yo ya  no lo soy,  y que  lo fui, como fui soldado en la mili. Exactamente igual. Gotzon les dijo a Srs Advocats que él era de Bilbao y que se  lo iba a poner  muy  difícil.
-¿Les dijiste así por la cara que eras de Bilbao?
-Pues claro.
- Yo también lo suelo decir, ¿pero sirvió de algo?
-No sé, pero todo sigue como estaba
Me llama Rosana de la Feria de Sevilla por faralaes, me escribe Teo-teodorakis un correo carta para que vaya a Cádiz tras el viaje para contarlo, nuestra exvecina Cristina, graciosa, al tanto del viaje, lleva toda la vida siguiéndome en el blog, y manda recuerdos hasta  para Espy (de cuyo acto mandaremos un vi-de-o, vamos ya  a empezar a  hablar como los mexican). Me dice XY que han entrado en el blog Pedro y Belén, pero al parecer han debido mandarlo a otro blog. Belén que soy muy gracioso (observaciones que no consiguen derrumbarme) y Cristina se parte de risa, como mi hermano.
Ayer hubo un montón de bajas en la cita macaritana del Oliver, pero conocí a un personaje estelar. Una línea fluorescente de destello continuado: hijo de prohombre con nombre de calle en vida en Las Américas, que no es donde más merecía, neuropsicólogo, cuatro cursos de ingeniero de caminos, licenciado en la Complu en filosofía pura, políglota, muy culto y filósofo, hedonista con su puros Partagás, y muy divertido. Mucho sentido del humor, socio también del Oliver y superpijo de aspecto y complementos. Llevaba una camisa blanca de las que irradian pureza por su buen tejido,  como las de los americanos,  (las que llevan Harrison Ford y Michael Douglas) y con la delicadeza y distinción de tener sus iniciales bordadas,  cinturón Puerta de Hierro o Marbella, y así todo, pero en lugar de marcas habla de Hegel, Nieztsche… y al parecer atiende algo el patrimonio que le atenaza y menoscaba su pensamiento, formado en París en neuropsicología.
-          No te molestes: pero nunca he conocido a alguien tan pijo que sea tan filósofo, ¿por dónde andas, quienes son tus amigos, tienes una novia de 1,80…? 
     Lleva una funda de portátil verde crudo de dónde saca muchos utensilios: puros, una Montblanc… Le pregunto ¿me dejas ver lo que llevas dentro? Los makarios que están imbuidos del respeto a los derechos humanos, personales, y patrimoniales se asustan, pero el filósofo de caminos, me contesta no, no, mira. Y me enseña el contenido.
Estamos nerviosos. Ya cada vez que pienso en  las autopistas de 18 carriles de Los Ángeles, en el cansancio, el saber si dormiré o no, y que todo el recorrido con largas distancias lo tenemos que hacer nosotros, lo que es muy distinto a los viajes en avión directo, solo me dan ganas de llevar ya en el oeste americano al menos 24 horas y ver de qué va todo aquello. Sigo sin leer nada sobre allí y ni siquiera he hojeado las guías que compré. He comprado ese libro de la Conquista del oeste que parece hiper interesante, lo cogió XY y parecía que le había cogido de una pierna  el libro como si fuera un perro y no le soltaba.
Toda la semana pensando –mi gran cuestión- qué libros voy a llevar y sigo sin saber cuáles, y ya quedan pocas horas.
Bueno la siguiente irrupción/comparecencia será desde los United States of America. No sé cuándo será, ni desde dónde.   


jueves, mayo 04, 2017

Breaking News, target: LA

Me dice E.: aunque lo sabrás, me  han dicho el Sr Lucas y María (amigos españoles en Washington) que te diga que si os para la policía no salgáis del coche. Le mando después este chiste: pero que si salimos echemos a correr. Creo que es gracioso.
En Oslo tenemos que estar 4 horas. Yo propongo ir a la City, que resulta estar a 50 km far-enheit. Le digo  a Fer, vamos al centro a piropear a las noruegas y tomar chupópteros, o qué ¿nos quedamos en el aeropuerto a matarnos a pajas? Dice Rosita, no, vemos las tiendas y bebemos.
Atroz, el Sr Advocat sistémico y hermano mío, me dice que tras lo escrito de (contra) él, escriba algo en desagravio, pero no se me ocurre nada: mañana tomaremos unas esbirras  y a la noche tenemos OLIVER con Hannah Arendt. Voy a llegar bien a Los Ángeles.
Mi hijo me acaba de escribir, que a finales de julio se va a Israel seleccionado  en Jóvenes Líderes Hispanos, y no se más. Sí sé que una educación bien impartida es fundamental. De jóvenes fuimos más salvajes, pero con valores hedonistas, bohemios, liberales, desprejuiciados, vitalistas (como decía mi querida amiga Begoña Leal, bilbaína en Madrid)... y cultos diversos: juergas, la cultura, los amigos, el disfrute, la atención  a lo singular, curiosidad siempre... y tampoco llegado hasta aquí se me ocurre nada más. No estoy inspirado, a lo que se vé.  


En la cuenta atrás, Berkeley

Marcuse y Angela Davis
El punto álgido, top, del viaje será San Francisco. Voy a ir a un lugar con el que soñé de muy joven, gracias  a la revista Triunfo que yo devoraba semanalmente. Desde la lejanía viví a mi manera la contracultura americana. Fue uno de los veneros de mi formación sentimental cultural (borro intelectual porque era más burdo que ahora). Los otros, ya totalmente en blanco y negro, opresivos, de bajas pasiones que sacaban lo peor de uno, eran el independentismo baskisch y el marxismo comunista. La contracultura americana sirvió de  freno para no ahogarte en esas dos cloacas, llenas de detritus criminales como otros lo hicieron, sumidos sumisos en sumideros dogmáticos de sempiterna grisura, oprobio y rampante ridiculez. Yo ya hacía lo que haría después: estar en lugares en contra de tus simpatías naturales, tendencias, conexiones espontáneas, hondas simpatías, elecciones del sentimiento. Lo baskisch no, porque lo había tomado  en el biberón.
De adolescente leía tebeos de los Boinas Verdes en Vietnam y todas las noticias. Pues me hice totalmente antiamericano como antijudío. El comunismo obviamente era la URSS, China, Cuba y era un mundo metalizado, de escasez, opresión, máxima uniformidad, y crímenes industrializados que ya se  entreveían y atufaban  por su iniquidad, como habría pasado con Hitler. Ya me costó salir de esas celdas de basura, excrementos y ratas.
Frente a esos telones de acero, California constituía su antítesis, el sol. Allí estaba la Universidad de Berkeley con la contracultura del movimiento hippie, las protestas contra la Guerra de Vietnam, los beatnik en San Francisco, el orientalismo de Krishnamurti, Adam Watts..., las  drogas y la música, los grupos legendarios, hasta estaban los Beach Boys con el surf; Haigh Asbury era la intersección de calles donde surgieron los hippies. En California  estaba Angela Davis y los Panteras Negras (de los que yo era muy devoto) y también pero en la cárcel, George Jackson de los Hermanos Soledad (también Black Panther) y a quien Bob Dylan le sacó una canción.   Davis había sido ayudante del gran alucinado filósofo alemán, Herbert Marcuse el del “El hombre unidimensional”, en una universidad de California.
Todas esas influencias te abocan al interés cultural y sociológico, al pluralismo ideológico, a apostar por  la novedad y tener que elegir. Y el color de una paleta tan polícroma te crea figuras e imágenes, propuestas  que ya no pueden agotarse, porque siempre van a fluir.


miércoles, mayo 03, 2017

Regresa Atroz, el Sr. Advocat sistémico

Apostillas al artículo de abajo
Atroz es mi hermano, que antepone su condición de intelectual a la de Sr Advocat. Por su tendencia, instinto, promesa de vida lo es, pero la conjunción de sus condiciones objetivas y subjetivas emanadas de aquellas lo cincelan en bronce verdoso como Sr. Advocat, y por su relación sacristanesca en la Corporación, de sistémico a más no poder.
El otro día le confesé que iba a escribir mi columna sobre la Ciudad de Justicia, y como buen Sr Advocat sistémico se sumó al coro unánime (como un legión romana formaban ellos, jueces, fiscales... todos amalgamados) de  cuando ven rozado o susceptible del menor menoscabo   su estatus quo corporativo. A mí  en realidad siempre me han importado un pimiento esos temas, incluso durante  mi aviesa travesía por el Gran Túnel. No soporto la opinión común, las unanimidades, las mayorías en formación, los colectivos que cierran filas, el corporativismo y el privilegio,  la eliminación de toda voz propia, el atropellarse unos a otros para decir todos lo mismo.
Le llamo a mi hermano  Atroz para preguntarle por mi artículo, que siempre los pondera, menos está vez.  Yo le entiendo. Su lebensraum son los metros que hay entre el Castillo, la Corporación y El Corte Inglés, para lo que no necesita guagauasera. Por ahí puede desplazarse con sus mochilas legionarias de 12 kilos que lleva  a cuestas, y que le confieren seguridad, y como piedras  de lastre impiden ser raptado por ciclones y huracanes. Decía le llamo, se inflama y soflama. Que pensarán que soy otro periodista comprado (por los maléficos “intereses”) para apoyar los intereses urbanísticos- que ya saben existen hasta los jueces, lo que hay que decir para quedarte en la comodidad y centro- en El Sobradillo. En los confines  de las periferias, en tierra yerma y barata para viviendas sociales y los usos más menores donde se supone el terreno ha de ser el más barato del municipio, pues no, según estos señores advocats y jueces es donde  mayor arde como la mata del Sinaí la  especulación urbanística, como en San Matías, Añaza,  Wall Street y playas de Acapulco y Niza.  Toda su riqueza y agudeza argumental pivota en una tema: la incitación paranoica a “los intereses”. Que les sirve incluso para sugerir una batalla moral y ética para defendernos a todos de ese dragón de fuego. Pues muchas gracias. Lo espectacular es  que a los implicados a los que les reconocemos conocimientos muy focalizados, debieran saber que los intereses en principio son legítimos, no hace falta haber leído a Adam Smith.  El Sobradillo ha de estar catalogado en el catastro y demás indicadores como una zona tan codiciada como la playa de las Teresitas, -yo si pretendiera un operativo Cabo-Llanos no hablaría de intereses, si no recuerdo mal ya fue zona afectada por ellos- como los más inteligentes sin duda han pensado. También habrán pensado que tras las sentencia de las Teresitas lo lógico es que haya colas de empresarios y políticos ansiosos por dar otro pelotazo en terrenos tan cotizadísimos para viviendas sociales, puntos blancos, depósitos de coches abandonados, perreras municipales... ¡Cómo! ¿y ahí quieren mandar a las élites? No, no, en absoluto es eso, sino que están los  "intereses".   Le pregunta a mi hijo por el article que ha indignado a Sr Advocat de la casta, y me dice, como comprenderás no me interesan lo más mínimos asuntos provincianos.