miércoles, mayo 03, 2017

Regresa Atroz, el Sr. Advocat sistémico

Apostillas al artículo de abajo
Atroz es mi hermano, que antepone su condición de intelectual a la de Sr Advocat. Por su tendencia, instinto, promesa de vida lo es, pero la conjunción de sus condiciones objetivas y subjetivas emanadas de aquellas lo cincelan en bronce verdoso como Sr. Advocat, y por su relación sacristanesca en la Corporación, de sistémico a más no poder.
El otro día le confesé que iba a escribir mi columna sobre la Ciudad de Justicia, y como buen Sr Advocat sistémico se sumó al coro unánime (como un legión romana formaban ellos, jueces, fiscales... todos amalgamados) de  cuando ven rozado o susceptible del menor menoscabo   su estatus quo corporativo. A mí  en realidad siempre me han importado un pimiento esos temas, incluso durante  mi aviesa travesía por el Gran Túnel. No soporto la opinión común, las unanimidades, las mayorías en formación, los colectivos que cierran filas, el corporativismo y el privilegio,  la eliminación de toda voz propia, el atropellarse unos a otros para decir todos lo mismo.
Le llamo a mi hermano  Atroz para preguntarle por mi artículo, que siempre los pondera, menos está vez.  Yo le entiendo. Su lebensraum son los metros que hay entre el Castillo, la Corporación y El Corte Inglés, para lo que no necesita guagauasera. Por ahí puede desplazarse con sus mochilas legionarias de 12 kilos que lleva  a cuestas, y que le confieren seguridad, y como piedras  de lastre impiden ser raptado por ciclones y huracanes. Decía le llamo, se inflama y soflama. Que pensarán que soy otro periodista comprado (por los maléficos “intereses”) para apoyar los intereses urbanísticos- que ya saben existen hasta los jueces, lo que hay que decir para quedarte en la comodidad y centro- en El Sobradillo. En los confines  de las periferias, en tierra yerma y barata para viviendas sociales y los usos más menores donde se supone el terreno ha de ser el más barato del municipio, pues no, según estos señores advocats y jueces es donde  mayor arde como la mata del Sinaí la  especulación urbanística, como en San Matías, Añaza,  Wall Street y playas de Acapulco y Niza.  Toda su riqueza y agudeza argumental pivota en una tema: la incitación paranoica a “los intereses”. Que les sirve incluso para sugerir una batalla moral y ética para defendernos a todos de ese dragón de fuego. Pues muchas gracias. Lo espectacular es  que a los implicados a los que les reconocemos conocimientos muy focalizados, debieran saber que los intereses en principio son legítimos, no hace falta haber leído a Adam Smith.  El Sobradillo ha de estar catalogado en el catastro y demás indicadores como una zona tan codiciada como la playa de las Teresitas, -yo si pretendiera un operativo Cabo-Llanos no hablaría de intereses, si no recuerdo mal ya fue zona afectada por ellos- como los más inteligentes sin duda han pensado. También habrán pensado que tras las sentencia de las Teresitas lo lógico es que haya colas de empresarios y políticos ansiosos por dar otro pelotazo en terrenos tan cotizadísimos para viviendas sociales, puntos blancos, depósitos de coches abandonados, perreras municipales... ¡Cómo! ¿y ahí quieren mandar a las élites? No, no, en absoluto es eso, sino que están los  "intereses".   Le pregunta a mi hijo por el article que ha indignado a Sr Advocat de la casta, y me dice, como comprenderás no me interesan lo más mínimos asuntos provincianos.


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