domingo, septiembre 28, 2014

Muy parcialmente afrancesado

Leyendo a Alain Finkielkraut constaté algo que ya había pensado antes. Mi mayor influencia intelectual es francesa, con diferencia. Es lo que leía de joven y más o menos seguía. Los libros de autores franceses son una parte raída y abundante de mi biblioteca. Aunque aún incurso en mi juventud –que  ha sido extremadamente larga- ya me abrí a otros territorios.
Son los autores que más han influido en la intelección de la cultura posmoderna de hoy: en el culto a la diversidad, como algo esencialmente óptimo,  el relativismo cultural y moral, y la horizontalización completa de la vida, no hay nada que pueda ser superior a otra cosa. A lo más será distinta. La excelencia es el dato del nihilismo alcanzado, se intenta recuperar lo que siempre debió mantenerse. 
Francia es  la zona candente del cambio poblacional de Europa con la inmigración, debido al influjo de  la escuela republicana laica, sus equilibrios entre el comunitarismo y la asimilación –no se ha lanzado al multiculturalismo-, el fondo de la literatura francesa como sostén importante de su identidad que fue,  y la opinión común y mediática que inicia y concluye cualquier debate con la gran deidad de la diversidad, pero sin abordar realmente toda su problemática.
En los núcleos de lo diversidad: etnias, familias, religión,  grupos, barrios sin embargo  la uniformidad es monolítica, en su seno es impensable cualquier atisbo de individualidad y diferencia. La “diferencia” no admite la menor diferencia interna. Esa es la más tremenda paradoja.
Que sea intelectualmente afrancesado no supone que  admire  Francia y su cultura. A decir verdad, no es mi caso. Solo  a sus elites intelectuales y culturales  del S XX.   Tarde pero llegué, mi faro y referente es el mundo anglosajón, sobre todo EE.UU., que es del único que me fío, y después Alemania, -de alemanes he leído también bastante y fue parte de mi cultura de niño- que es el único país que podría dirigir Europa, como verdadero sujeto agente para un protagonismo   de cierta relevancia. O sea acorde con  los tiempos que vivimos de total incertidumbre y riesgo. Antes debería recobrar la hybris de ser alemanes, aunque con ellos siempre hay peligro. Con Alemania  de motor y Turquía agrandando y multiplicando la influencia, si hablamos de presencia e influencia mundial.
No les veo yo a los viejos cristianos blancos europeos  -el rebaño progre/ pensamiento pancarta ni cuenta- con capacidad para modificar pautas de abdicación y repliegue generalizado, en un mundo profundamente explosivo. Un continente esclavo de los totalitarismos fascista y comunista en toda su integridad en los años 40, no es buen antecedente. Sin competidores en el mundo y bajo la seguridad americana amasó dinero y financió el estado de bienestar.
Ha fracasado en la integración de la emigración por completo, no como EEUU que los integra en  infinitamente mayor número.  Es un verdadero triunfo de una sociedad multirracial, donde existe lo norteamericano como valor a ser, siendo cada  vez mayor su policromía. Les llegan no solo de abajo sino también de arriba. Campesinos guatemaltecos  y arquitectos tailandeses.
Si con la emigración no hemos podido  hagámonos socios de lo diferente en más o menos paridad: Turquía. El mestizaje europeo no es ninguna opción es una necesidad de supervivencia. La ineluctable decrepitud europea  lo exige. Aunque ya sea tarde.

sábado, septiembre 27, 2014

Que lo vea toda España. ¡VIVA ÉL!

el concejal del Prat del Llobregat conmueve, la razón es capaz de lograrlo

jueves, septiembre 25, 2014

La cerveza Dorada en Guinea Ecuatorial

Feeling at home. ¡Dorada (my hometown beer) en Guinea Ecuatorial niñoooo!
Feeling at home. ¡Dorada (my hometown beer) en Guinea Ecuatorial niñoooo!

Sabía que estaba en el Hilton de la Capital. En el último correo ponía como siempre:  “ya estoy en el hotel,  llamo mañana” (luego no llama), y el anterior desde Alemania decía: “ya estoy en Frankfurt, dentro de 3 horas salgo para Guinea con escala en Nigeria”.
Supe por una llamada anterior desde Washington que se hospedaría en el Hilton. "Hotel... ¿Hilton?" le pregunto,  y me responde “sí”. Primer acierto.
Llama el martes desde Malabo: “Estoy en el bar del hotel ¿a que no sabes que cerveza estoy tomando?”
No me lo pienso dos veces: ¡Dorada! Sí. Segundo  acierto pues. Lo presentía, en Canarias -aunque el eco-pueblo lo haga difícil de imaginar-  tenemos empresarios. No hay solo enemigos del progreso cualquiera que sea la fórmula-modalidad con  la que se presente, aunque pareciera  que sí,  por su combatividad contra  él. Me refiero a progreso material, a desarrollo, riqueza, bienestar y no  la patraña  inmoral de la Memoria Histórica. . Seguimos.
-Es increíble la globalización. Washington en comparación parece un pueblo. Hay de todos los sitios. La presencia de China en África es mayor de lo que se  pueda pensar. Todas las obras  que he visto y he visto unas cuantas eran chinas, con todo chino: personal, carteles, tiendas, pero hay de todos los sitios, el hotel está lleno de españoles, y han venido conmigo en el avión judíos ortodoxos, ¿cómo se entiende eso? hay rusos… es  en verdad lo que se dice de la globalización, que en cualquier lugar, bueno en determinados  reductos de África puedes encontrarte los signos de prosperidad  de todos los sitios.
- Lo que es increíble es lo del  español, todo en español. En las reuniones que he estado hoy, no me acostumbraba, todos eran negros y yo el único blanco y le oías hablar  con la mayor naturalidad  y perfectamente español, además pronuncian las "ces", parecen de Valladolid, alguna expresión me recordaba a Bilbao o Gernika, era muy curioso. Una gozada.
Las mismas expresiones coloquiales, como  “sanseacabó”.
 Alguno había creído que no era español. Me han puesto coche con chófer del ministerio. Pensaba que me iba a pedir propina y no lo ha hecho, lo que me ha gustado, y se la  he dado. Decía por ejemplo “un capullo”, había estado pescando en Huelva. Aunque es todo muy caro, un sándwich 20 dólares. Aunque me lo paga la Organización, no es plan.
Tras su primer día de trabajo, y le quedan tres semanas, ya anuncia "creo que tendré  que volver".

miércoles, septiembre 24, 2014

Este retrato me ha hecho Andrés Conesa

 
La tertulia Macaronésica también tiene un sobrenombre: El barranco de Lizundia. Allí este zoólogo estudia y clasifica especies. Tiene un método inductivo como el de Bacon, primero examina tu formación académica, luego te pregunta qué estás leyendo, luego se interesa por tu forma de argumentar, provoca y ataca, etc…  En un mundo en el que todos te preguntan dónde vives, o en qué trabajas para saber cuánto ganas y clasificarte en el ranking materialista en el que nos movemos, la pregunta de Lizundia: “¿qué estás leyendo?” es cómo un chorro de aire fresco, no cualquier alisio semitemplado, sino un fuerte viento del norte que te recorre desde la coronilla hasta los pies y te renueva. Esta pregunta es la prueba palpable de su interés taxonómico. Lo mismo que tú ordenas libros en tu biblioteca por temas, tamaño o interés, Lizundia clasifica tertulianos según sus parámetros más o menos subjetivos pero no exentos de método baconiano.
 Lizundia criticó a Juan Pedro por llevarnos a su barranco mediante la lectura del Novum Organum pero él aplica este mismo método en su otro barranco, con sus preguntas y provocaciones. Lo mismo que el zoólogo pincha con una aguja al bicho para analizar sus fluidos, Lizundia te ataca o te provoca. Y no te puedes molestar ya que ni el mismo se cree lo que dice. ¿Cómo va a creer en algo un vasco  formado en los Jesuitas que no cree en Dios? Un vasco jesuítico  que no cree en Dios no cree en nada, a los sumo en el vino, la buena mesa y poco más. Lizundia no necesita leerse el libro, él va a la tertulia a clasificar y a provocar, además su cultura se lo permite. No necesita leerse el libro porque no le interesa lo más mínimo lo que dices sino lo que revelan de ti tus palabras. Y se lo pasa en grande clasificando especies, con un goce a veces contagioso.
 Lizundia también acusó a Juan Pedro de referir cualquier tema que se suscita en la tertulia (del Barranco de Lizundia o Macaronésica) a sus interés en dar soluciones a la crisis de complejidad. Sin embargo la actitud del zoólogo de tertulianos no es muy distinta de la que critica, todo lo hace girar en torno a sus intereses sistematizadores y clasificatorios. En cualquier caso, a pesar de la comparación,  quiero dejar claro que siempre son mejores las condiciones ambientales del Barranco de Lizundia (nada menos que la interpretación musical de Victor y El Oliver) que las de los pobres estudiantes de Juan Pedro: cuatro piedras y un muro para sentarse.  Ya sea como ser vivo, especie o persona es preferible habitar en el barranco de Lizundia que en el barraco de Santos.
 En la antigua Roma cuando se alumbraba un nuevo niño el supuesto padre tenía la potestad de levantarlo o de dejarlo postrado. Si lo levantaba, se le daba un nombre y comenzaba su vida biológica junto a su vida en la comunidad. Las especies existen sin que el zoólogo las bautice y clasifique pero no existen para la comunidad de estudiosos hasta que no tienen un nombre. El viernes pasado nació una nueva especie: el ministro canario. Vive en el barraco de Lizundia, junto a exdoctor Harris, la filósofa alemana y otras especies. Me alegra mucho haber alcanzado el estatus de especie en la comunidad del barranco. Nos veremos en octubre, si Dios quiere.  Un saludo, Andrés.
*Andrés Conesa es muy sencillo, ya que me relaciona con los jesuitas (no creo que estos se dejaran relacionar conmigo) él podía ser un franciscano por su acerva humildad. El típico que se quita importancia. Cuando le dices que fue ministro o casi, se muestra con un ánimo  e importancia de conserje o subalterno. Lo opuesto a un sindicalista. Si le dices que es el típico de ciencias humanista, se desmarca alardeando de inculto, como si fuera una carrera.
Lo cierto que el Ministro es economista, que tocó techo en la gobernanza y tiene un master en humanidades por Lovaina. Es muy docto.

domingo, septiembre 21, 2014

Bro nunca será Brooklyn

 
Ayer vinieron refuerzos a  nuestra tertulia Mákaros.  Dos facciones  más: de Gran Canaria y Alemania (una filósofa).
Esta mediodía comentábamos en casa los cuatro la escena charlotesca que habíamos presenciado en la cena de  ayer en el Oliver. Una escena ya cansina. Un plato de carne ¿o era un velero? había ido tres o cuatro veces a la cocina, al menos seis veces había atravesado el comedor y la cocina. Antes en pleno tráfago dialéctico –tocaba leer   Novum  Organum de Francis Bacon- cuando me hallaba en uno de los dientes de sierra de las intelectualidades que aventamos durante la cena, algo me sobresaltó, unos ruidos agudos y otros secos, a metal, madera , cerámica muy encarnizados disolvían cualquier comunicación.
Bro con el ímpetu que emplea nuestra ave calcando el sonido  de restregar  los cubiertos en los platos para  arrojar los restos a la basura, pugnaba rojo de ira,  muy contrariado contra un trozo de carne. El resto de los comensales  mirábamos al hombre que problematizaba una comida en un lugar tan selecto. Una escena, una imagen, difícil de borrar.
Alguien decía este mediodía en casa  que pensaba que las devoluciones de la carne por la mitad pudieran  obedecer a una estratagema: que regresaran  con más patatas. Pero no, no parece que ese fuera el motivo, ni que se enfriara, ni nada perteneciente al orden  de lo real.
Alguien que va a pasar por la vida privado, como poco, de unos de los goces de los sentidos como  es el paladar, ya que tiene un solo registro o dos, sin gradaciones, es curioso que desde esa limitación, que a los demás nos horrorizaría padecer, se pueda volver tan intransigente ante un acto nutritivo puramente animal. El mismo lo dice, “como proteínas”, es decir sustento biológico, lo menos humano y más zoológico.
Como los cocineros vieron su saber hacer comprometido por un nuevo acto de relaboración, como es el recalentamiento, quisieron superar la censura a su trabajo poniendo una salsita al plato co-cocinado por el comensal. Pero el plato fue repelido  otra vez. Con un argumento tomado de la lógica altaescolástica de Francia Bacon: “No he pedido salsa”. Retirarla con el cuchillo no era concebible.
Hacer espectáculo de algo que objetivamente es irrelevante para una boca que necesita proteínas sin más,  es un mérito doble.
Luego ves desplegarse ese autismo de quien no da existencia al resto de la gente, no ya al paladar que no alcanzó a constituirse a una edad –no fue socializado en lo más elemental a la edad que correspondía-  y que  prescinde de la mirada del otro, de la censura de los demás. De lo social intercomunicativo. Ese aislarte en  una guerra encarnizada contra nada real.
Se unen dos sentidos como carencias  el paladar y la mirada, el otro no tiene mirada, dejo de  existir para él, nada se pude interferir en sus humores, en su desagrado, arrebato, en lo que le pide el cuerpo en ese momento, que además no es del orden corporal o somático sino puramente  psíquico. No se lucha por uno o dos  grados  de temperatura de más en un trozo de carne, sino que es realmente una lucha agónica narcisista, sin el Otro.
Una socialización quebrada, fallida. Lo que es molesto y lo que puede considerarse personal para los testigos de estos lances, es la supresión del otro, no es falta de consideración, sino desaparición de la escena, salimos de ella. Es demasiado centralidad excluyente del protagonista, eso es lo que molesta.
Aviso a navegantes. Tanto a Bilbao como en nochevieja u otros eventos se va ir o venir aprendido a comer. No sé cómo, pero aprendido. Por Jehová que será así. 


jueves, septiembre 18, 2014

Opinión, análisis y reflexión

En mi nueva etapa de articulista de prensa, no pude tener mejor comienzo, una editorial del periódico reproducía dos o tres frases  de un artículo mío. Al poco un familiar de un gran científico y pensador canario me agradecía  lo que había escrito sobre él en un extenso artículo que tituló precisamente “agradecimiento”.
Lo malo de este periódico es que puedes conocer las veces que se han pinchado tus artículos, y son centenares, una barbaridad. El hermano de una  grandísima amiga mía (Rosita) le dijo que le encantaban mis artículos aunque no los entendía –es farmacéutico- y que era muy culto. Mi hermano rápidamente intervino  “ si en prensa es verdaderamente didáctico... casi elemental”.
Me cotejo, y me veo un poco rara avis. Como escribo sin encomendarme ni a Dios o el Diablo, me digo,  iré chocando por un motivo u otro  hasta desaparecer o aburrir.
Pero hoy he comprobado conturbado que mi último artículo no está siendo tan masivamente leído  como el anterior. También pensé: cocinar a Carl Schmitt con la Cataluña salafista, está poco menos que contraindicado. Demasiada torsión. La idea (Schmitt) no fue mía pero todo su desarrollo sí. Entre otras cosas porque he leído al autor y conozco bastante su pensamiento. El anterior era local, que cuando lo abordo lo toco muy  de pasada y sin citar un nombre propio. No va por ahí mi interés. No me imagino opinando de Paulino Rivero, por ejemplo, ni de consejeros, que no conozco ninguno.
Después de años sin abrir un solo digital local, ahora hojeo   la opinión de todos. En la "opinión" como en los tertulianos, los políticos  hay mucho ruido. Es muy difícil tener algo singular  que decir, darle vuelta a las cosas, a lo manido, previsible,  esperado, al punto de vista mayoritario que flota en el ambiente, que obviamente es el más agradecido.
A veces son  como muestras retóricas de adhesión a lo ya bendecido y jaleado. Dejé de leer los digitales estos cuando me encontraba con panfletillos tipo Facebook  donde todo son loores a gente tan Lorenzo el magnífico como Garzón y tipos de esa ralea. O la memoria histórica.
La opinión de la gente en general  a mí no me interesa lo más mínimo. Cuando me interesa pregunto directamente. En casa lo hago.  Cuanto más enjundiosa sea al opinión pancarta más la desoigo. Nunca participo, cuando lo hago, es como casus belli.
Lo que si me gustan son los análisis de los que se prodigan poco, no como yo, y cuando hablan es porque nos van a decir algo que no habíamos escuchado. Suelen dominar temas. Porque sabemos que hay un punto de vista muy personal, que es una reflexión sobre un hecho nueva, distinta. Muy sustentada.
El análisis o la reflexión está perfectamente estructurado,  cada argumento está encadenado al de antes y después, hay un foco de luz que alumbra el detalle o lo lateral que es justamente lo que cobra un significado luminoso que induce  a captar un valor nuevo.
Las opiniones para su validez han de ser al menos  jugosas,  refrescantes, bien humoradas o provocadoras… todo lo demás no interesa, pero si lo que contiene  un análisis solvente y personal o una reflexión lateral pero incisiva.
Lo malo de la opinión es que casi siempre es coral, es opinión común, es ruido, salmodia, incluso falsa arenga

 

domingo, septiembre 14, 2014

Stalin fue bastante comunicativo

El sábado compré a Vasili Grossman y a Bulgakov, más sovietización. Grossman de apellido igual que le escritor hebreo David, judío también, estremece como pocos por el desvelamiento del sufrimiento múltiple y la crueldad que es capaz de albergar la vida, y más ayudada por los totalitarismos. Los dos son magníficos  guías para penetrar, traspasar esos cortinones que se mecen suavemente augurando espacios o escenas siniestras, en la vida soviética de Lenin y Stalin.
Los escritores rusos bajo el estalinsimo presentan una hoja de servicios más que honorable. Cibernéticamente hablando se ajustan a la perfección al binarismo: asesinado/ suicidado. Hay un libro de Vintila Horia que hace un recuento muy preciso, a lo que hay que añadir el tertium exclusum: el Gulag.
Stalin, aparte de ser una cumbre del Himalaya de la criminalidad política, seguía a los escritores. Podía matar a “enemigos del pueblo” y vengarse en familiares, hijos, maridos, padres, podía hacer todo tipo de crueldades, pero estaba al tanto de lo que decían los escritores. Ignoro si lo estaba también de los ingenieros  forestales o peritos de minas.
Ya sé de tres conversaciones que ocuparon  a Stalin. La más conocida es la llamada que hizo Stalin a Pasternak (Doctor Zivago) a cuenta de Ossip Mandelstam. Hay versiones algo diferentes, pero tienen en común que Stalin le dijo que si hubiera sido su amigo Mandelstam,  lo hubiera defendido mejor que él. Y tanto, le murieron  en el Gulag. Stalin también llamó a Ehrenburg, porque no le publicaban una novela, y le dijo que entre Vd y yo conseguiremos que se publique. Y se hizo la publicación, como Dios hizo la luz.
Resulta que también llamó a  Bulgakov. Este que escribía cosas absolutamente satíricas, parábolas sobre la esencia del comunismo: una genética social absolutamente artificial que concebía una mutación humana y social   de la  que era imposible    que saliera algo bueno. Escribía cartas a Stalin y a la cúspide del poder de la URSS como si estuviera en una cafetería de enfrente del Tribunal Supremo de EE.UU.
Su espectacular éxito en la época ambivalente del NEP de Lenin, se trucó en veto literario, sin  poder dedicarse a la literatura. Bulgakov  protestaba sin condescender con el régimen en nada, un suicida. Stalin cuando le llamó le dio un puesto de ayudante de dirección de un teatro, pero siguió sin permitirle publicar. Ni fue arrestado, aunque vivió  en la angustia de que cualquier noche le detendrían. Para que lo iban a detener, era peor el miedo y la incertidumbre.


sábado, septiembre 13, 2014

Los saharauis

Que Marruecos mantenía a los saharauis en el Sáhara ya lo sabía, incluso en mi último libro sobre el Sahara,  Sáhara, perspectiva de revisión, ya lo decía y preveía el doble fracaso:  mantenidos en Tinduf y mantenidos también en el Sáhara. Vaya negocio, después de tanto. De ahí no podía salir nada bueno, las potencias más activas quedarían desecadas. Una esterilización.
He tenido el ejemplo práctico de lo que escribí. El agradecimiento por el regalo del cuadro  – una representación de un saharaui con un camello, el desierto y la palabra Sáhara- que me regaló el saharaui M. –leer “Sáhara” es casi como leer “Bilbao” en un cartel destartalado de una pensión de Tetuán-,  fue confrontado con una gran decepción.
Cuando conocí a M. me dijo que era saharaui, le pregunté de qué tribu, me sonrió muy complacido y me dijo: izarguien. ¿Tecna? Sí, más complacido. Luego me trajo a un par de amigos saharauis para que me conocieran. No entendía como llevando tanto tiempo en Canarias, con tantos “amigos de los saharauis” como había por estos lares, viniera  a ser yo un elemento curioso por preguntar por la realidad más primaria y ancestral: la identidad cultural. La política comercializada en nuestro país,  es obra de España y el colonialismo europeo, como los menos idiotas deberían saber.
Conocí a  su hermano sociólogo por Cuba, funcionario de la RASD. Como simpatizo con los saharauis –detesto a  los willys de turbante, un poco de artesanía y té  turístico solidario-, aguanté estoicamente la batería de consignas mojadas que me soltó. El túnel del tiempo: 1975, países no alineados, movimientos de liberación nacional… No discuto con lo fenecido y falso como la historia se ha encargado de demostrar cumplidamente. Al menos no sabía nada de mí. Tú le dices a un progre que fuiste procastrista y les da igual y se te ponen  hablar de la educación y la sanidad. Eso  imagino que no lo harían ni los arrianos, maniqueos, cátaros…, salvo los testigos de Jehová que son lo mismo en el fondo.
Me gustan los saharauis, me he hecho un master –como hablaba con XY, para que me lo confirmara- sobre ellos  de casi tres  años yo solo y he reflexionado y analizado a conciencia su desajuste histórico.
El funcionario de la RASD va y viene de los campamentos de Tinduf a El Aaiún, por dónde entra, pregunto, por La Güera-Nuadibú, contesta. ¿Con armas? le hago el chiste a M. que se echa a reír.
M. se va a los campamentos a una boda, luego a El Aaiún, donde ha comprado un terreno. Y de qué vas a vivir, le pregunto. Se ríe, de las pagas que concede  Marruecos  a los saharauis. También les da terrenos que luego venden, como tuerzo el morro aduce ¿No se quedan con todo la pesca y fosfato...? No hay desmayo moral sin justificar.
Ese argumento tan beocio e ignorante de la pesca y fosfato ya se lo rebatí en el Club la Provincia de Las Palmas  a la pinza Polisario (educados y autómatas adoctrinados) - IU (levedad intelectual y moral).
Me siento decepcionado.   Soy un romántico inveterado que se ha esforzado en ser gobernado por la razón, y lo ha conseguido.   


jueves, septiembre 11, 2014

Me entero de que Monedero le dio clases

Aunque mi hijo y yo solemos hablar mucho de política, más que nada nos gustan los análisis y  los que hacen determinados autores –lo hemos de hacer de continente  a continente por teléfono-, hasta ayer no supe que Monedero (lo que le privará al Niño) le dio clases. Todo comenzó hablando de Antonio Elorza y de su artículo en El País, en que calificaba a Podemos de neocomunista y reproducir todas sus técnicas de poder y manipulación. Elorza que habita en la breve ala noble, distinguida y soleada de  la facultad de  políticas de Somosaguas -ese bunker de sectarismo,  regresión y totalitarismo-  le dio clases y le introdujo en la lectura del Corán y los Hadices. El catedrático Elorza estuvo en el PCE y una  de sus especialidades académicas (tiene varias) es el comunismo, luego es voz empírica y académica.
-¿Monedero también  te dio clases?
-     ¿Ah, no te lo había dicho? Aunque tampoco es para pregonarlo…
-     ¿Y cómo era él?- 
-A Monedero el gustaba mucho llamar la  atención. Iba de guay.  Hacia comentar viñetas del Roto,   y como  casos ponía cómo explicar a un marciano que apareciera en la Tierra  qué pasaba en el mundo o  España. Se sabían muchas citas,  alardeaba de que hizo políticas en tres años y que corrigió cuando el Tamayazo a Simancas  del PSOE cuando dijo que había  sido en número 1 de su promoción.
E. le protestó un examen. Le dijo: sabes que te puedo suspender, a lo que E le respondió:  a ver el examen, lo sacó y le había puesto un sobresaliente, se equivocó en trascribirlo.
Que el cuarto del grupo era rematadamente gilipollas.
¿Errejón?
-No, ese era un doctorando pululante, el cuarto, el que el sigue, X (no recuerdo el nombre)  ese sí que era tonto.
Le conté a E lo que había comentado otro excomunista también catedrático como Elorza, Ramón Tamames: “ese Monedero qué edad tiene ¿50?, pues ya ha tenido tiempo de ser catedrático, que no lo es. Keynes hizo una crítica del capitalismo, aportando un nuevo punto de vista que no existía; Milton Friedman a su vez la hizo  del keynesianismo, que teóricamente era otra visión que no se había dado hasta entonces. Los dos aportaron algo. Nada de lo que anuncia Podemos supone una novedad de algo sino más de lo mismo, pero en todo ya completamente fracasado”.
Si la política fuera un ámbito de racionalidad, las cosas siempre podrían ser   concluyentes e incitante e interesante encararlas. Al serlo de las emociones y del influjo poderoso del imaginario, bajo un tenue barniz de argumentación racional, es decir de retórica pasional y formularia, resulta muy incómodo e inútil hablar de política.  
 

domingo, septiembre 07, 2014

Peliculón palestino en el TEA

Cuando ayer sacábamos las entradas, bromeamos  con que nos estaban mirando. La película es realmente magnífica y se llama “Omar”. En la que no están nítidamente contrastados el bien y el mal, no es maniquea, y de factura excelente. Premiada internacionalmente y muy recomendable.
Tras la peli volvimos al Callejón de Gaza donde radica el Parra. Ni rastro de las huestes de la cultura política y general de “todo a 1 euro”. Con las ganas que tenía de pedirles libros sobre el conflicto o la zona. Mejor se los pido al Niño, que los usa. No me hubiera importado nada reanudar las hostilidades. Los amigos españoles de palestinos y saharauis (aparte su preparación, conocimiento…) son una “cosa” y  palestinos y saharauis son personas,  contra las que no puede haber nada ni queriendo. Ellos jamás serían despreciables.
Mis hijos por el mundo (y nosotros en el callejón de Gaza)
S. está volando a Japón. E. parte en breve a Guinea Ecuatorial para tres semanas. Cuántos vais, le pregunto. Yo solo, contesta, voy a estar con directores generales, ministros, tiene que ser interesante. Y que vas hacer, inquiero. Lo de siempre: vender humo. Él siempre ha de ser consigo mismo totalmente hermano franciscano, burlón,  autodescalificatorio, pero tú no se lo digas.
-S. después de Japón se va a Irak-
-¿Otra vez? Irá a Bagdad al menos-
-No, no, Bagdad ahora mismo es peligrosísimo, el EI está en algunos suburbios. Va a Erbil, Kurdistán, que es seguro- me dice.
-Estará protegida por los peshmergas, en Erbil hay muchos norteamericanos, debe haber tropas especiales. Aunque está cerca de Mosul- ilustro.
-¿Lo estás mirando en google o en la edición El País?- me dice.
-Sigo en la prensa y he leído recién a Michael Ignatieff, un libro fabuloso ¿lo conoces?, es canadiense, hijo de ruso y británica…
-Pues claro.
Bien, no me gusta hacer trampas, por lo que si hablamos de los “niños”  hablamos de los niños, así que consigno que el gobierno de un estado de las Antillas le ha requerido para que les haga algún trabajo.
Franciscanos y dominicos
No sabía yo que los franciscanos estuvieran adscritos al neoplatonismo además de a la filosofía/teología agustiniana, mientras los dominicos fueran aristotélicos (Santo Tomás lo era riguroso) y tomistas. El platonismo siempre es la matriz de todo lo ingenuo, idealista, etéreo. Lógicamente la iglesia adoptó el pensamiento tomista- aristotélico.
Seguimos con la escolástica: Podemos deglutirá a IU
Mi último libro, que es el segundo (reactivo) sobre  sindicalismo –mi vida ¡tan azarosa!- viene a recoger esta idea tangencialmente. Ambas formaciones me parecen deletéreas, aunque los últimos son de mi época, de un mundo que estamos viendo morir.
Soy ex-marxista y me limito a registrar la “dialéctica histórica”.
En cuanto a literatura: ¡la alta literatura soviética!: Ehrenburg, Babel y volveré a Platonov y  Bulgakov.

viernes, septiembre 05, 2014

Joseph Roth y Soma Morgenstern

A los Matt con mucho cariño, de los que he vuelto a saber

Joseph Roth y Soma Morgenstern fueron dos grandes amigos. Dos amigos de verdad, que se profesaban gran admiración y un afecto intenso. Seguramente por eso, pudieron estar varios años sin hablarse ni verse ni buscarse entre las distancias que separan París de Viena o que existen  dentro de cada una de las ciudades. Ocurrió a mediados de la década nada prodigiosa de los 30, conforme se iba perfilando el destino de estos seres entonces errabundos. ¡Pobres judíos errantes, que venían venir la gran maquinaria mortuoria del nazismo, impotentes…!
Stefan Zweig que  estaba en Londres desde los primeros años de los 30, tomó cartas en el asunto y urdió el encuentro de los dos amigos en Viena, pero sin que estos sospecharan nada. Los citó en un hotel y tras el encuentro  por sorpresa se abrazaron con fervor, primero  los amigos reencontrados y después los tres escritores judíos austríacos.
Viena ya había comenzado a darles la espalda.
Bajo el Imperio de los Habsburgos los metecos de los judíos orientales (ostjuden) pasaron, junto a otras minorías étnicas que sobrevivían a entornos étnicos mayoritarios hostiles, a ser considerados como súbditos del Emperador con todos los derechos de ciudadanía reconocidos. Pasaban  a ser austríacos y dejaban el yiddish por el alemán. Incluso los ostjuden podían estudiar en la Universidad de Viena, sin otros problemas que defenderse del antisemitismo de los estudiantes que propugnaban la Gran Alemania. Co ellos estaban el alcalde Karl Luger, Schönerer y otros que  preparaban  las pistas de aterrizaje a los nazis que pronto asesinarían, en la misma Viena, al Presidente de Austria Dorfluss.
Joseph Roth y Soma Moregensten eran de Galitzia, un país del Imperio que engloba a polacos y ucranianos por mitad. Y al que la historia le ha deparado distintas adscripciones nacionales. Entre  polacos y ucranianos –los goyim o gentiles de turno- ser judío (muy minoritarios) también resultaba incómodo. Los progromos contra los judíos forman parte del inconsciente más turbio de los europeos orientales. Siempre  dispuestos a cometer atrocidades contra los apestados que leían el Talmud,  seguían la Torá y algunos de ellos la piedad hassidin, como la familia Morgensten, o se asimilaban, apartándose algo de sus raíces, en la cultura mayoritarias. Les era realmente difícil a los judíos huir de su condición, incluso si intentaban su propia Ilustración: la Haskalá o, con la esperanza puesta en el sionismo, buscaban abandonar  definitivamente Europa.
En Viena, donde en principio todos los ciudadanos del Imperio eran iguales y en su universidad se conocieron Morgenstern, estudiante de derecho y Roth, estudiante de letras. Les unió enseguida su afición a la literatura más que la participación en los comités de autodefensa de los estudiantes hebreos.
Tras la I Guerra Mundial, en la que participaron en muy distinto grado –Roth lo hizo de una manera casi simbólica-, se dedicaron al periodismo, aunque como lo hacen los escritores en ciernes que apuntan alto.
Joseph Roth es autor de obras como La marcha Radetzky, La cripta de los capuchinos, El anticristo, La leyenda del santo bebedor…, obras importantes de esas décadas de oro de la literatura en alemán. Su nombre no hecho sino crecer.
Soma Morgenstern dedicó un libro de varios centenares de páginas a su amigo Roth, que lleva el título de Huida y fin de Joseph Roth, publicado hace unos años por Pre- textos.
Cuando se cernía sobre ellos la noche más oscura y desalmada, que hundió a la raza humana en el fango, los dos amigos especulaban con la aventura de existir y de proyectarse en el mundo o simplemente vivir, para lo que era preciso huir del fuego exterminador. Todo el desarraigo, con su desasosiego punzante, del judaísmo laico, cosmopolita y asimilado, toda la efervescencia de quienes pierden las raíces, la densidad de sus incertidumbres como la necesidad de dotarse de una voz y cartas de navegación con las que orientarse y sobrevivir, están impresos en la vida de los amigos.
Morgenstern nos descubre en este libro su inteligente sentido del humor, sus compromisos y lealtades además de una magnífica escritura donde el protagonista Roth es perfectamente movido por él.
Morgenstern sigue a Roth desde su encuentro en la universidad de Viena. Tienen muchos asuntos en común: el periodismo, la literatura, su condición judía, la emigración, las amenazas  y miedos  que les acosan, el enfoque estrictamente individual de los supervivientes en un  tiempo más que convulso. Y la huida, huida complicada la de Morgenstern por campos de concentración en Francia, Argelia, Lisboa y finalmente  Nueva York, donde se hará escritor. Roth no llegará a dejar París, y antes de que los nazis la invadan, muere herido por el alcohol, seguramente en alguno de los muelles que se alinean entre el Pont Neuf y la Isla de San Luís.
Fue enterrado en el cementerio Pére Lachaise. Un sacerdote católico rezó un breve responso en presencia de un rabino. Entre los monárquicos austríacos  se pudo ver  a algunos socialistas y comunistas.