Aunque mi hijo y yo solemos hablar mucho de política, más
que nada nos gustan los análisis y los
que hacen determinados autores –lo hemos de hacer de continente a continente por teléfono-, hasta ayer no supe
que Monedero (lo que le privará al Niño) le dio clases. Todo comenzó hablando
de Antonio Elorza y de su artículo en El País, en que calificaba a Podemos de neocomunista
y reproducir todas sus técnicas de poder y manipulación. Elorza que habita en la
breve ala noble, distinguida y soleada de
la facultad de políticas de Somosaguas
-ese bunker de sectarismo, regresión y
totalitarismo- le dio clases y le
introdujo en la lectura del Corán y los Hadices. El catedrático Elorza estuvo
en el PCE y una de sus especialidades académicas
(tiene varias) es el comunismo, luego es voz empírica y académica.
-¿Monedero también te
dio clases?
- ¿Ah, no te lo había dicho? Aunque tampoco es
para pregonarlo…
-
¿Y cómo era él?-
-A Monedero el gustaba mucho llamar la atención. Iba de guay. Hacia comentar viñetas del Roto, y como casos ponía cómo explicar a un marciano que
apareciera en la Tierra qué pasaba en el
mundo o España. Se sabían muchas citas, alardeaba de que hizo políticas en tres años y
que corrigió cuando el Tamayazo a Simancas del PSOE cuando dijo que había sido en número 1 de su promoción.
E. le protestó un examen. Le dijo: sabes que te puedo
suspender, a lo que E le respondió: a ver
el examen, lo sacó y le había puesto un sobresaliente, se equivocó en trascribirlo.
Que el cuarto del grupo era rematadamente gilipollas.
¿Errejón?
-No, ese era un doctorando pululante, el cuarto, el que el
sigue, X (no recuerdo el nombre) ese sí
que era tonto.
Le conté a E lo que había comentado otro excomunista también
catedrático como Elorza, Ramón Tamames: “ese Monedero qué edad tiene ¿50?, pues
ya ha tenido tiempo de ser catedrático, que no lo es. Keynes hizo una crítica
del capitalismo, aportando un nuevo punto de vista que no existía; Milton
Friedman a su vez la hizo del keynesianismo,
que teóricamente era otra visión que no se había dado hasta entonces. Los dos aportaron
algo. Nada de lo que anuncia Podemos supone una novedad de algo sino más de lo mismo,
pero en todo ya completamente fracasado”.
Si la política fuera un ámbito de racionalidad, las cosas siempre podrían ser concluyentes e incitante e interesante encararlas. Al serlo de las emociones y del influjo poderoso del imaginario, bajo un tenue barniz de argumentación racional, es decir de retórica pasional y formularia, resulta muy incómodo e inútil hablar de política.
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