Gibraltar podría aspirar a la autodeterminación toda vez que es el único territorio europeo, que figura en los 17 Territorios No Autónomos.
Es decir tendría una base en la legalidad internacional para pretenderlo. No es lo mismo actuar conforme al Derecho positivo internacional, que no tener fundamento jurídico en él.
No hay un solo territorio no autónomo - actualmente- que desee dejar de serlo, salvo parcialmente el Sáhara, y en el último caso habido, que fue el de Nueva Caledonia, decidieron seguir siendo franceses.
Gibraltar nunca ha sido una colonia -así es considerada-, sino un territorio ganado en una guerra en el S XVIII, que viene a ser como se han formado todas las naciones del mundo. Los europeos se han asesinado, invadido, esclavizado pero nunca se han colonizado entre ellos: lo dejaban para otros continentes. Por tanto, así de bien funcionaba la ONU en los años 40/50 del siglo pasado. Evidentemente sus habitantes, los llanitos, están felices de ser británicos.
La idea de territorio como criterio de determinación de un país es una idea feudal, medieval evolucionada, por la que la adscripción del individuo a la tierra era determinante. Y es propio de los nacionalismo. Sin ir más lejos, VOX y en mayor grado de etnicidad y supremacismo racista los nacionalistas catalanes.
La idea de comunidad es la que corresponde a la ciudadanía, a los ciudadanos libres e iguales, es el ámbito físico con muchos rasgos culturales comunes e historia, en el que tienen protegidos sus derechos y libertades.
Con base a ese concepto, opuesto al nacionalismo como el patriotismo y el de Nación cívica -todos iguales en derechos- es como pueden prosperar otras ideas que aprecien la singularidad y diversidad, lo anómalo, lo distinto, la rareza, la excepción.
En este libro de Sergio del Molino se da cuenta de todas la discontinuidades territoriales y disrupciones históricas que configuran España: entre provincias, comunidades autónomas y países, Portugal, Francia, Marruecos, Reino Unido, Andorra y es algo que en absoluto afecta a España desde el punto de vista constitutivo, empírico, funcional, salvo en la continuidad territorial, más que integridad, Como Sergio del Molino -y seguro que cada vez somos más- yo no quiero que nada cambie para uniformar, que la historia descanse en sus vicisitudes acaecidas y no en concepciones esencialistas o fundamentalistas, pura metafísica sin vida real, sino que haya tenido meandros, saltos, cauces menores y flujos morosos o trepidantes, que dé para hablar de historia y vida, o sea diversidad.
Para mi es imposible concebir la zona del Estrecho sin ver la Union Jack ondeando en Gibraltar, que entres y estés en el Reino Unido, que hablen un andaluz peculiar, que haya muchos judíos, indios, musulmanes, sinagogas, mezquitas e iglesias con su propia tradición de vida y relación, que haya pubs ingleses.
No quiero que Gibraltar sea más Algeciras y la Línea (soy fan de la Línea), ni siquiera Sotogrande.
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