CRISIS PROGRESISTA
JOSÉ MARÍA LIZUNDIA
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Frente a la terraza del bar, en una calle muy antigua de Santa
Cruz, tengo ese día dos bares cerrados y el de al lado con un camarero o el
dueño a la entrada esperando que alguien lo haga, y así sigue, el tiempo que
llevo sentado, que ya es fácil 40 minutos.
Aparece un funcionario de educación que lleva bastantes años
también viviendo del Estado, lo que ocurre que desde hace años sin trabajar. En
días laborables le gusta, cenar al menos, de restaurante.
Un funcionario progresista jamás te va a sorprender con nada
que tú no hayas previsto que va a decir. Un progresista nunca va a tener en
cuenta que el de enfrente pueda tener ideas propias, y que no estén arropadas
por todo su entorno (continuado) de vida, en el que siempre ha permanecido
encerrado, aunque sea una sola vez. Ya que cualquier contradictor solo puede
ser un malvado e inmoral capitalista explotador, y esos realmente son muy
pocos. Fue Karl Marx quien lo anticipó con la fatalmente predicha crisis de superproducción y la tasa de
ganancia decreciente. Cada vez habría menos trabajadores consumidores y
capitalistas. Por lo que mentalmente lo que queda entre esos capitalistas y el
resto han de ser de izquierdas o fachas.
Por tanto lo bueno del progresista es que siempre da por
sentado que puede descalificar a la derecha, al PP por tradición, porque nadie entre los presentes lo pueda
ser, además les ayudan los que lo son, porque callan como muertos. Un progresista
no puede resistirse a mostrar su ya
famosa superioridad moral y su capacidad diagnóstica de índole
social y económica. Los progresistas a partir del mínimo signo te hacen compartidor de su breve catecismo.
Nos estamos limitando a constatar el número de establecimientos cerrados enfrente
y el que ha abierto para nada. Pero no es suficiente. El profesor funcionario
nos va a descubrir lo que realmente está ocurriendo. Él lo sabe, siempre lo
saben. Así nos ilumina diciendo que no sacan más gente de los ERTES para no pagar la seguridad social,
y perversos e insensibles empresarios ¡ahorrarse unos euros! Al final la
crisis, fronteras cerradas, locales cerradas, el avanzado caos del Estado, que
no paga ayudas, que no coge los teléfonos, que no tramita prestaciones, con un
gobierno que se evade de vacaciones y competencias posibles, no cuenta nada. El
progresista es un adicto a la simplicidad siempre, y solo hace juicios morales,
desborda prejuicios, certifica intenciones.
Le digo si no ha pensado que el único
que se va a quedar sin seguridad social va ser el empresario por no
poder pagarla.
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