sábado, septiembre 12, 2020

Mi propio pensamiento reaccionario (con autoralia), aquí adverado



He pasado la vida básicamente entre progres, incluso por mi trabajo, progres satisfechos y siempre estrechamente circundados de homólogos morales, previsibles y unánimes, de historias de vida perfectamente pavimentadas, sumidos en  lealtades "confort" entrecruzadas. Bares de una sola calle.  Sin interesarme nada la política institucional, parainsitucional y de gestión, o militancias de cálido acogimiento, hermandad, y promoción ¿qué me quedaba entonces? pues lo de siempre, la lucha ideológica que hoy serían la guerra cultural, la filosofía política, moral e  historia de las ideas políticas: ahí si me he mantenido.

Me acuerdo que hace solo unos años me encontré a gente muy ilustrada que pensaban distinto, que no podías predecir que iban a decir  o contestar. Eran liberales, máquinas en economía, no se les podía seguir, solo escuchar. 
Cierto que descubrí muy tarde el pensamiento liberal (al menos yo lo hice, jamás discuto ni hablo en serio con progres), autores esenciales como Isaiah Berlin, Popper, Hayek, creo que hice el trayecto lógico, porque antes había leído  a los más grandes intelectuales de izquierda en fase ya Goodbye Lenin, o Tercera vía como Habermas, Tony Judt, Anthony Giddens y a sus desertores: Martin Amis y el gran Christopher Hitchens  con todo el carisma de la
provocación. 
De Edmund Burke había leído  De lo bello y lo sublime, cuando me interesaba el arte y la estética. Como cuando otros inquietudes que he tenido, que me creía en esas proyecciones ajeno a la política, pero la seguía. Volví a leer libros políticos para un libro. Pero este otro libro de Burke es fundamental, ha puesto conceptos a mis intuiciones, argumentos a mis nociones, reflexión a mis sospechas. Alguien al que le gusten las ideas y no conozca a los contrarrevolucionarios, tiene que leer este. Es fundamental terminar de enterarse de la fiesta. Es la obligación para poder resistir al sectarismo orate 

Este es otro importante que en absoluto es Bonald y algo Bernanos
Tras los liberales  (Arendt, el siguiente Habermas, Popper) y neoliberales Hayeck di con los contrarrevolucionarios y reaccionarios: los progres hacía décadas que había dejado el pensamiento por un goteo de significantes, logomaquias, sofismas, plegarias. y la asertividad ad hominem.
Yo he leído con arrobo a Carl Schmitt, el gran teórico de derecho, jurista  del nazismo, y que es reeditado constantemente y siempre consultado por la ultra izquierda, desde los del Mayo /68 hasta el populismo e izquierda de Ernesto Laclau y prosélitos; un tipo siempre antiliberal.
No leer a Heidegger o Schmitt por sus compromisos con los nazis, solo puede ser excusa para no abordar el mundo de las ideas, seguir huyendo de él, ya que la barcaza  progre sigue encastillada  en sentimentalidad, ñoñería y la superioridad moral: la intelectual la perdieron hace décadas, como ellos mismos se encargan de demostrar , execrando nombres propios (de po-li-ti-cos) como transfiguraciones satánicas. Tan interesante, tan inmanente.
 

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