A grandes rasgos venimos haciendo la misma vida de siempre; del estilo que muestra la foto. Nos hemos librado en todo este tiempo, salvo inevitables excepciones, de las cenas convencionales de parejas, de conversaciones sobre coches, prestamos bancarios, educación de los hijos, familia, viajes, de ir vestidos de ricos. Con 40 años yo, hacíamos cenas en casa con el mejor bacalao al pilpil, a la vizcaína y tigres que podía comerse en todo España y luego había guateque. Y si era en casa de Rosita (que hacía striptease) y Fer con invitados alógenos y complejos (algunos muy) o donde Alfonso y Serena.
Ayer subiendo para casa, dice XY, ya llevas tiempo siendo amigo de Juan Royo, y le digo, pues ahora que dices es mi amigo más antiguo. Os caís muy bien. Es muy singular, tiene lo que más escasea: alguien que no diga lo que ya sabes que va a decir. Un progre acervo o uno moderado o tibio, o un vasco, siempre opinarán lo que ya prevés que sostendrán, sin una leve variación o matiz. Visto uno, vistos todos. Menos mal que ya no tengo que tratarlos. Fue jefe de los Srs. Advocats de la municipalidad (de Santa Cruz de Tenerife) y es novelista, ha escrito una ópera , pero sobre todo es raro. Es el típico individuo desconcertante que va de sí mismo. Y dos veces divorciado, así le presenté ayer a la madre de Belén, para rubricar su prestigio, que no le tomara por uno más.
Aunque si lo es en cuanto fruidor de cultura -conozco a varios que no tienen paz interior porque no pueden vivir sin consumir cultura, toda, entera- . Viaja para ver ópera (va a Londres con traje y gabán desde Canarias), conciertos, teatro. Este tipo de gente es siempre de alta cultura, ocurre que yo soy decididamente pop. Tan es así que sigo escuchando Los 40 principales.
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