martes, septiembre 29, 2020

El Día: El ambicioso lance femenino del feminismo


 El ambicioso lance femenino del feminismo

El ambicioso lance femenino del feminismo
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Walter Benjamin hablaba de la estetización de la política, que era lo que los nazis hacían con sus teatralizaciones, formas y arquitectura, por no hablar del fascio italiano. Por el contrario,  la politización del arte correspondía a los soviéticos con aquella infamia del realismo socialista, eliminados Kandinsky, constructivistas y afines.

Se puede ver en youtube  a Judith Butler y a Paul Preciado del grupo Queer, que en plena coherencia con sus postulados teóricos en torno al género como constructo cultural, han borrado cualquier rasgo de feminidad, y eso que ellos/ellas/elles creen en la permanente reversibilidad del género.  Se medican, controlan la farmacopea, se administran testosterona.

A distancia galáctica en inteligencia, preparación y vida, el grupo que  comanda Irene Montero, aglutina resentimiento contra las mujeres con vidas realizadas o personales, mujeres  bellas (condenadas), la sociedad burguesa, mayorías inteligentes, desde  los guetos de marginalidad y activismo. ¡Siempre tan marginales, adocenados, simples y monotemáticos! Consorte y colocada de Iglesias, en términos de estricta  objetividad,  defienden las políticas de género (¡de verdaderas  teóricas-trans como Butler y Preciado!) frente a la idea de discriminación sexual del viejo feminismo de izquierda, desde  posiciones siempre elementales e ilusas. En aquel tiempo ese feminismo de izquierda (el feminismo sociológico está productivo en universidades, hospitales, tribunales, ingenierías, también trabajos infames) no adoptaba signos de coquetería, seducción de una feminidad rancia, encorsetada y machista que inaugurará Zapatero y ministras.

Las ministras del PSOE socialdemócrata de Felipe y Guerra, como Matilde Fernández, Cristina Alberdi, no tenían que hacerse valer ni simularlo, sabían muy bien quienes eran (solvencia profesional) y que querían.  Hasta que un Zapatero, bastante ya maduro, reabrió fosas comunes, cunetas, tapias, paseos y feminizó su gobierno de tal forma que disolviendo cualquier forma de diferenciación con la “mujer objeto”, llevó a  sus ministras, estupendas y pintureras, a Vogue. Hechas unas princesas, unas top model cool, emergía otro PSOE. La más rutilante estrella fue la ministra María Teresa Fernández de la Vega que acumulaba en cada intervención muchos trapos, firmas, modas y cirugía (casi, cual hembra de Copacabana). ¿Cuántas horas ante el estilista, peluquería, boutiques? Muchísimas más (jornadas enteras en cómputo anual) que Angela Merkel o  las presidentas de Nueva Zelanda y Finlandia. Como la diaria peluquería y modelitos de Yolanda Díaz y compañeras de tendencias y armarios.

Nacida para el arribismo, ser sombra de macho alfa  y la frivolidad superdrástica, tia, Irene Montero salta de las guerras de pijamas en sede ministerial a las páginas de Vanity Fair.  Dice desde su nivel rasante/pedestre que la critican por mujer, feminista y de izquierda. Es hasta dónde puede llegar. Solas y bebidas.



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