Como ahora, entonces Hitler: fanatismo
JOSÉ MARÍA LIZUNDIA
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Corrían los años 1944 y 1945, el Ejército Rojo era imparable en el frente oriental, no había contraofensiva que lo entretuviera, ni defensa que lo contuviera; norteamericanos y británicos ya estaban en el continente, pero lo peor no era eso. Eran sus bombardeos -británicos de noche, norteamericanos de día- de las grandes ciudades. Sólo en Dresde murieron como en Nagasaki por bombas de fósforo. Pero no era motivo para que los alemanes detrajeran efectivos, recursos, amén de soluciones políticas para proteger a su población civil. Los soviéticos venían con muy malas intenciones, eran los que tenían verdaderos motivos para vengarse. Dos millones de alemanas violadas. En el frente oriental las rendiciones alemanas eran por divisiones y generales laureados, su élite. Se supone que reinaba el caos, la desmoralización, ninguna expectativa de futuro tolerable, pero había algo que funcionaba y muy bien. Eran los transportes de judíos a los campos de exterminio. Muy bien, porque los convoyes de judíos tenían prioridad absoluta sobre los desplazamientos de tropas en las vías férreas. Tan ciego es el fanatismo
Leo que el ministro de sanidad alemán dice que quien más le preocupa de esta pandemia es España, el mismo día que la izquierda se apresta a dar la batalla final al franquismo. A Zapatero le tuvieron que conminar a la razón y el gobierno políticos de más rango: Obama, Merkel y el presidente chino. Pasan los meses y el actor Antonio Resines tiene que denunciar la paralización fáctica de la Administración, relativa a prestaciones sociales. El Estado social ha traspasado todos los límites de ineficacia y abandono sostenido, con un cinismo, desentendimiento e irresponsabilidad tal, que nada volverá a ser igual. Porque se ha comprobado que lo que era inconcebible que pudiera pasar, ocurrió, y sigue pasando, ya hay quien se refiere a Estado fallido (social). El colapso del Estado social, suma a la abdicación gubernamental ante todo lo que no sean sus intereses de poder, los datos sanitarios más catastróficos del continente. Como en aquellas dictaduras caribeñas, usando el gobierno para disfrute de sus prerrogativas, se van a tomar el sol morosamente, bucear y hacer surf. La España “de progreso” les da cariño: necesitan el recreo. La eficacia, resultados, responsabilidad, incluso dimisión, nunca más pertinente, no forman parte de ese herrumbroso pensamiento sindical.
A falta de judíos contra los que priorizar recursos y energías de combate, la izquierda urge y afina sus armas contra Franco. La demencia absoluta. Pavorosa nulidad de gobierno que la historia sancionará y un desastre sanitario de antología, emboscados en una burbuja señorial de altos cargos, asesores, derroche, sangría retributiva.
2 comentarios:
Si no le da vergüenza comparar la persecución de los judíos en la Alrmania nazi con la persecución del franquismo en España, es que simplemente, no tiene ni sabe lo que es eso
Por supuesto que es incomparable, sin duda alguna, pero no lo comparo con el franquismo -no tolero que se hable, ya menos, de genocidio del franquismo, Me refiero a fases de la instrumentalidad del delirio genocida, como fanatismo, en relación a otra instrumentalidad. Solo hablo de preferencia de trenes en relación a otras preferencias como reabrir una guerra civil de hace casi un siglo. SHALOM
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