Un español va a la Seguridad Social, a los juzgados o a Hacienda y tiene enfrente al Estado español sin una
sola interferencia, es el Estado puro e incondicionado.
No pasa lo mismo si lo hace con su aparato cultural
exterior, que aun siendo Estado español, de titularidad jurídica pública tiene alrededores, interferencias, y “políticas
de la casa”. Durante 12 ó 13 años fui
Secretario general del Círculo de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife
(entidad privada), y hubo años que casi “vivíamos” allí solo algunos socios y
otros amigos que no lo eran. Sé más o menos como funcionan esas cosas
culturales. Tengo por escrito, estando a punto de editar dos libros sobre
Tánger (uno como autor y los dos como editor), que ya anunciaba que no querría
saber nada del Instituto Cervantes. No he conocido ni conozco a nadie, nunca he
tenido el más mínimo contacto, ni verbal ni escrito, ni directo ni indirecto.
Simplemente no me gustaba el ambiente que entreveía, como no me gustan nada los
atrevidos y airados antifranquistas de larga pintada y ancha rotulación, a
pesar de haberlo sido yo en tiempo real, ni muchas mitologías, ni imaginarios
eyectados, ni las sociedades de culto artístico cerradas (el arte siempre es
cerrado, a veces sectario). Como no me han hecho nada, ni me parecen denunciables
y menos combatibles, simplemente me aparto. Otra cosa es que me interesen
determinados discursos culturales desde el punto de vista intelectual, y que el medio
oficializado de Tánger sea muy interesante. Como ahora lo es el aparato cultural exterior de la zona, del
Estado español. He estado en Tánger 4 veces y nunca he buscado contactar con
nadie. Círculo de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife
Dado que me inauguré en videoconferencias con Clara Riveros
le propuse hacer una sobre Ensayos Saharianos en donde tiene su programa, y ella sin yo
saberlo (aclaraciones de más arriba) contactó con el Cervantes de Fez. Propuso
varias y le contestaron: una, sobre Abdelkader Chaui, con Clara y yo. Finalmente
dijimos que sí. Una cosa es no te atraigan ambientes y otra ponerte fundamentalista, el tema no
da. Yo presenté la colección ES en Canarias
con una conferencia de Chaui (presentación colección, 7 títulos entonces: 10
minutos, youtube). Esta vez hasta habíamos elegido mes: octubre. Quedó en una
sola videoconferencia y ya llego al nudo, porque había títulos politizados. Otra vez. Yo no sé
si serán igual de buenas estas instituciones públicas españolas de cooperación, en sus cometidos, pero Casa
Árabe e Instituto Cervantes son homólogas en la prevención y protección político-moral
ante ideas nocivas, inconvenientes y molestas. Nuevamente la interdicción
recaía en MARRUECOS Y SU SÁHARA OCCIDENTAL (¡qué barbaridad!: ¡en Fez, Marruecos! Si al menos hubiera sido Tánger... que igual
ni sabes a quien pertenece). Me da, que, a diferencia de embajadas y consulados, los Instituto
Cervantes no están acogidos al principio de extraterritorialidad por lo
que son territorio marroquí. Deben saber también que en absoluto les
cabe decidir cuál es la extensión territorial de Marruecos. Es
bastante común que el invitado sea cortés y cuidadoso con su anfitrión. Pero ¡con
qué naturalidad se desenvuelven los españoles –y amigos internacionales- por la zona!
El autor “cancelado” era Jamal Eddine Mechbal, exdiplomático, jurista y analista en medios hispanófonos y árabes. Por él empecé la colección. Toda su documentación
provenía de España, curiosamente era la
que despreciaban las legiones de tratadistas españoles pro POLISARIO de vagarosas
militancias.
Se dijo a Clara Riveros, que no querían politizaciones,
ni temas delicados, que pudieran molestar a alguien. Lo lógico es que ese
cuidado lo apliques con tu anfitrión, que es Marruecos y no trates de
molestarle a él. Y si pensar en Marruecos es demasiada abstracción, se piensa en los alumnos que son marroquíes.
¿Con qué derecho
se puede impedir que los estudiantes MARROQUÍES no puedan ver ni escuchar a
otro marroquí que habla y escribe en el idioma que están estudiando? Y de paso a los demás.
Me da que estos españoles funcionarios o habilitados,
personal laboral o estatutario o lo que sean, no son muy finos evaluando su
papel, y pudieran llegar a confundir
funciones con derechos y obligaciones inmanentes, con preferencias, simpatías y amistades
personales. Son funcionarios o personal laboral que pagamos, yo uno de ellos.
Nada es de ellos. Por mucho que alardeen
de sus afinidades políticas e ideológicas y las concelebren, cansinos
eslóganes; en una institución pública del Estado español se dejan a la puerta,
sin tics patrimonialistas sobre lo ajeno. Ni ideologías excluyentes.
Dice Clara Riveros: “Es imposible que a los marroquíes puedan
molestar que un marroquí revindique la
pertenencia del Sáhara a su nación.
Y, claro, se lo reconocen: “a los marroquíes no, a los otros”. ¿Quiénes
podrán ser los otros? Sabemos que no son marroquíes y qué serán de la zona y el ámbito.
¿Por qué tienen tanto peso?
¿Y qué pintan los estudiantes marroquíes que estudian
español en esto? Se supone que son los destinatarios de todo ello. Vaya
pregunta, la contestaré yo: Nada. Pues lo que
hay que inferir necesariamente es que hay alguien, algunos, que están por
encima de ellos. Esta deducción lógica, resulta muy sugerente porque hace
pensar: Quiénes, por qué, desde cuándo y ¡con tanta naturalidad! La naturalidad
es lo más llamativo, como si viniera de muy antiguo.
Pero llego a otra conclusión igual, de igual necesidad de
inferencia. Cuál es la única posición desde la que se pueda molestar la
reivindicación territorial del Sáhara. Obviamente desde el apoyo o simpatía por
el Frente Polisario que también fueron antifranquistas, aunque estos, más
vinculados a lo real objetivo, en su día, que al delirio guerracivilista. Uf, progresistas de progreso españoles. Siempre se me tienen que aparecer los
españoles de más nobles sentimientos y solidarios, los más íntegros y dando ejemplo. Les gusta
mucho tutelar, custodiar, orientar a los más débiles y vemos que hasta decidir.
Omitiré las excusas de aplazamientos del compromiso, por penoso, pero nos emplazan a verlo el año próximo, el ramalazo burocrático de los ineficaces y acobardados que tampoco se atreven a hablar a las claras, igual que la Casa Árabe.
Puedo demostrar documentalmente que desde el comienzo expresé que no quería saber nada del Instituto Cervantes,
debe ser que soy muy intuitivo, o un gran intérprete de síntomas. O un facha, otro más.