jueves, mayo 14, 2020

Según Restrepo soy disidente aún de los disidentes


Para mi Gabriel Restrepo es Dios. Más que Dios, una religión. Es tan imaginativo, tan creativo y tropical, desbordado de idioma español en torrente, catarata poética y salto del ángel que las palabras fluyen y saltan como perlas y metales preciosos, mientras arriba cantan las aves nerviosas de la selva, y en las cumbres el chamán, siempre oracular rinde oficio a  la gloria del mundo, que siempre me hace reír. Y cojo el lab-top y voy donde XY: mira que ha puesto Restrepo, no vaya ser que pierda tres  adjetivo  o dos adverbios en la transcripción memorística. Según XY el mal de nuestro tiempo son los aburridos, que están apostados en cada esquina, y es verdad y terrible

Desde hace décadas que no he sentido  interés por conocer a gente. Otra cosa es que haya descubierto verdaderas maravillas. Yo rompí  con amigos de toda la vida por política sin pestañear, eran baskisch enemigos, pero milagrosamente ¡mantengo intacta mi capacidad de hacer amigos, Todos los de Ensayos Saharianos somos muy  amigos. También es verdad que ahora mismo la suma de examigos y enemigos de clase es muy superior a la de amigos, no he sido un osito de peluche, de esos que a dios rogando y con el mazo dando. No sé si viene.
Pero al que quería conocer, porque ya le avistaba y veía venir con las velas inflamadas era a Gabriel  Restrepo, estábamos citados en el Sáhara, y yo para las tres únicas veces en mi vida que me han invitado a cosas intelectualescas  (peor: academiescas) he faltado dos, por lo que me van a seguir invitando a muchas más. Pero estaba justificado aunque no hiciera mucho por resaltar la circunstancia, había debutado en analíticas y en el quirófano de la sanidad pública para volarme una hernia inguinal. De otra mala suerte XY se había roto el pie en Barcelona. Ya no éramos jóvenes eternos. Entonces Gabriel Restrepo no estaba ni a 500 kilómetros de mí. No pudo ser y siempre maldecirá aquel dia de julio de 2019.
Que me diga que soy disidente aún de los disidentes, me deja a merced de cualquier viento, sin brújula ni orientación, él que además ha escrito "Marruecos, la Rosa de los Vientos", lo hace más lacerante. 
Aunque eso supone menospreciar mi capacidad para la hostilidad, animadversión, enemistad, inquina, desprecio, aborrecimiento a izquierda posmoderna, populismo y absolutamente toda la gama de progres, nacionalistas

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