lunes, mayo 11, 2020

El vasco tangerino Iñaki encantado conmigo





Me ha descubierto ahora como Lizundiareilly , de Ignatius Reilly /conjura de los necios, y ya soy su lírico de confianza, le debió engatusar la narrativa sobre  las confianzas que se toma conmigo la azafata francesa, que le ha hecho evocar al gran Ignatius. Para un amiga en cambio soy más Mario Vaquerizo y para la misma por un video que  sacaron para el bodón del siglo de mi hijo en Marbella y en el que yo también bailaba sin música: un hipster, pues en la boda había unos cuantos norteamericanos  hipster de verdad que bailaban como yo nunca he visto bailar. Igual si hubiera conocido el Studio 54...
  El escritor vasco tangerino Iñaki Martínez descubrió a un vasco de apellidaje, lejos de la aldea y prendió su curiosidad. Era yo. ¿Cómo es que hay vascos que ni tengo catalogados?, que a eso se dedicaba también como embajador vasco (de  mi más que class enemy) y le entró le prurito de asistencia a vascos de todo el mundo que estuvieran lejos de sus raíces. Y me tomó por uno de esos. Yo como no puedo con la ternura vasca, le ofrecí caramelos envenenados, como seguía a lizundia-reilly, ahondaba en la vasquedad, colgando música de hondura sentimental, referencias antropológicas, que cualquiera de Baracaldo hubiera rehusado.
Aparte, y eso fueron los comienzos primordiales, habíamos compa
rtido similares lugares, conocido a muchos y ya por último y lo que faltaba el otro día a respetables  personalidades a día de hoy porque a día de ayer fueron lo contrario. Al vasco no le sacas de los vascos, en mala hora le cité unos  nombres, Es tan arquetípico que todos son amigos de él, y lo más grave y antropológicamente devastador es  que es verdad. Los vascos serían mucho más tolerables si por lo menos alguna  vez mintiesen. Son todos como San Ignacio de Loyola: fanáticos y virtuosos. Como el vascotangerino es vascoamericano igual le puedes tener sin beber , pero sin amigos baskish imposible.  

No hay comentarios: