lunes, mayo 04, 2020

No pienso salir

Me escribió el sábado una amiga que si había salido a pasear. No, a donde he ido es a Mercadona. Me acordé del anterior sábado con el post del policía insolente a la salida  de Mercadona, que exité tanto, era  divertido, muchísimas entradas para la modestia de mi blog. Esta vez nada de nada, orden y concierto, ni el mínimo contratiempo. También la han preguntado a XY si había salido, a mí no porque no tengo relación con nadie, pero estoy siempre de muy buen humor. Hasta yo mismo me doy cuenta, el 80% de lo que hablo son las mismas frases, fonéticamente más forzadas, que las empleo exactamente como un loro. Para mí el humor, o por lo menos un componente importante se  basa en la repetición de algo absurdo Las frases o esos sintagmas quedan semánticamente mutiladas porque no culmina la significación. Es una liberación, un estado de gracia, que hace... gracia. Que lo asocio al humor vasco.
Es fundamental no tener nada de qué hablar.
Si no tienes nada de que hablar significa que todo está muy bien, que no hay temas que tratar, agendas, volver a asuntos considerados no cerrados, reincidir, despotricar de otros, buscar ser entendido y aclarado, no necesitar consejos ni orientaciones, ni dar ni recibir, o reproches, no tener pendiente arreglos de cuentas-  Estas libre para hacer un comentario sobre la televisión o una película o el tiempo, sin que de paso  a algo ajeno al momento, porque como no hay solo recibes frescura del exterior. Es el dominio absoluto del instante.
Evitas sentarte uno enfrente de otro
Si no tienes nada que decir no te sale ponerte enfrente sino al lado, o en ángulo recto. Sentarte enfrente es solemnidad, algo que debatir y arreglar, poner las cosas claras. O inevitablemente inducirlas o sugerirlas. Si no hay nada que hablar ni se te ocurre sentarte uno frente a otro. Implica como forzar una conversación por la mera disposición. Todos mis actos de habla, que creo  son de John Austin, son como cuatro sintagmas empleados para cualquier  cosa con alegría. Desde frases memorables, otras alteradas, cosas que decía el loro que tuvimos,  expresiones poco a poco esculpidas con curvas y sin ángulos, cosas burlescas. Cuando no tienes de qué hablar lo consideras una bendición porque significa que tus frases son celebraciones, momentos de alegría sobre nada concreto. 
No pienso salir a una ciudad completamente disciplinada, sin bares, sin vagabundos, guarda coches amigos en la c/ Nokia, camareros más amigos, gente sin ninguna función limitada a llevar sus vidas sin nada que cumplir,  parejas enamoradas, amantes muertos, latinoamericanos juntos, me parece muy bien que los ciudadanos sensatos sean pastoreados que es muy necesario, y trabajar ya, pero que sea necesario no lo hace atractivo ni bello. Y que lo hagan otros, sus chándal, mallas, bici…s
Saldré cuando podamos ir a Los Reunidos, ni un minuto antes
Y además soy profundamente antigubernamental y ahora mando mi columna al periódico


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