Frente a esa corriente general que irá en aumento -quién lo pueda- a medida que la educación española se vaya brutalizando más, está el caso de mi nieto. En la capital de EE.UU. va a una guardería montessori (en mi vocación satírica frente al de Tenerife: Monte-story) donde fueron padre y madre a ambos lados del océano, mi nieto ya está aprendiendo español, sin saber inglés, a punto de cumplir su primer año.
No es un español cualquiera sino el centroamericano, como se pude escuchar, todo es en ese español tan relindo.
Pudiera parecer que Arun va a arrancarse con Jerusalema, pero lo que ocurre es que no sabe andar, solo ponerse de pies, y le inducen a que lo haga. Y le tratan de usted como hacen sus ancestros canarios
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