viernes, octubre 30, 2020

Mi madre era católica y los Kennedy también, yo oblicuamente


No tengo muchos argumentos teológicos o racionales para defender mi catolicismo, exclusivamente de perteneciente a esa religión. En la primera parte (más atrás CAP.1 º) ya confesé que dejé de creer en dios a los 15 años durante la misa en el colegio de los jesuitas de Bilbao, para siempre. No fue una certeza inducida del exterior, sino, mucho más hondo, una certidumbre que brotó de mi como un borbotón de sangre. Soy católico no creyente porque es mucho más estético, tradicional y cultural que ser ateo  o agnóstico, logomaquias sobre las que no he dedicado un segundo de mi vida.
Mi madre era muy católica y los Kennedy también. Los admiraba y yo también, lloré su (John) asesinato y el de Bob Kennedy
como estaba convencido de que si no educaba a mi hijo en el catolicismo saldría deslavazado, ignorante, inculto (un predeterminado progre coral común), le bautizamos e hizo el equivalente al bar mitzvah judío, o sea la comunión. Ni el mito ni la magia ni las religiones podrán jamás desaparecer. Como dijo Chesterton si se deja de creer en dios  es para pasar a creer en tonterías.
Mi hijo con 12 años comulgó en la catedral de San Patricio de la V Avenida de Nueva York, como un irlandés más, muy relacionada con los Kennedy y con el cardenal Spellman que, semana sí, semana no, salía en el HOLA con los Kennedy por lo que recuerdo.
Para un no creyente como yo sería muy empobrecedor el mundo si no hubiera religiones, si no hubiera esperanza ni expectativas de consuelo para la humanidad, y no digamos sin misticismo ni espiritualidad.
  
pero yo, por mí, por mi vida y elaboración personal soy laico, de la
Ilustración, y de la radical separación del ámbito privado religioso, de la esfera pública donde solo rige la ley democrática, igual (fraterna y libre) para todos.
Como dice González Ferrín y vale para todas, hay que distinguir entre islam religión, Islam cultural, islam sociedades contemporáneas.

 

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