Regresar a tu tierra cuando la sola posibilidad estaba totalmente descartada y en esa línea iba, ha pasado a ser un destino muy apetecido, siempre intermitente y como lugar muy complementario, que solo ha sido posible cuando despojados de vínculos y contactos, tenía carácter eminentemente personal y de diseño propio, como irte jubilado a Portugal. Lejos pues de cualquier inmersión social y participativa; no la tengo aquí en Canarias, salvo mis lunes ya milenarios, como para tenerla allí. Yo me relaciono, largas conversaciones por teléfono -tengo esa suerte-, con marroquíes y, menos, colombianos. Me voy a mediados de la semana próxima. Hay cosas que hacer y mover.
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