domingo, septiembre 12, 2021

Ayer dejo Getxo y regreso a Tenerife. Encuentro con Unai en el aeropuerto de Bilbao

-¡Unai!- le llamo, no he dudado como lo hubiera hecho con muchos. Si es que viera una sola cara conocida. ¿Habrán muerto todos los que conocí?
-Lizundia, hombre, te he conocido.
-Pues lo he pensado, que no me reconocieras- Le conozco de niño.
Gotzon en Bilbao cuidando a la madre, por todos pregunto,  me saca una foto para su madre (años separados padres). Unai tiene problemas con la mascarilla que es como de transmisión directa, y al llegar a Tenerife-norte con la vacunación. Va bastante despojado en general, menos de su simpatía y afectividad.
Queríamos sacarnos una foto los 3, con XY que me esperaba.  Formamos un grupúsculo de bilbaínos de Tenerife de larga data, con la virtud de no vernos nunca.
Como en Las Arenas he estado tan a gusto con mis limitaciones y tan casero, ayer cuando llegué conseguir 
 organizar un pequeño picnic, lo intenté más ambicioso, aunque quedó restringido, me cortaron las alas, para una mejor rentrée en mi normalidad  y único culto: los picnic
Pues como antes de ir, de picnics caseros. Marbella y Bilbao disueltos en el pasado in mediato
Esto ya es el pasado viernes en el Club Marítimo del Abra de Getxo, el club  naviero, minero, financiero e industrial que fue el de la oligarquía vasca que decíamos los más esclarecidos y anticapitalistas (como Podemos, qué barbaridad). 
Silueta de Jose
En Getxo es difícil no hablar con más de los que estás, por lo menos si vas  con Idoia, había una especie de Garbiñe Muguruza pero de no se que clase de regatas,
pero de regatas, daba gusto su cosmopolitismo y aparente ligereza  verdaderamente velera.
vivir en dos sitios es una maravilla. El otro día vinieron unos tíos (trabajadores), que pasaron la cancela, preguntando por el abogado.
- El abogado se jubiló y ahora ni siquiera está aquí.
 

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