Mi hermano si fuera un animal doméstico sería un gato de porcelana, ayer no vino porque le citó su ex-enemigo de clase, en su despacho como si fuera un cliente. Y luego no sabe contar nada, enseguida sucumbe a sus estallidos de irritabilidad. No le iba a mentar, pero también es un incorrecto aunque tipo artefacto explosivo de la 2ª Guerra Mundial o la 1ª.
Todo lo contrario de Juan Royo, que sería una serpiente de jardín, huidiza de terrenos concurridos, donde ni llegan los niños. A lo sumo sus balones perdidos. Es ajeno al mundo porque es un consumidor desaforado de cultura, mientras yo odio la cultura, en buena medida, por pernicioso su abuso. Melómano, peregrina regularmente a Londres, Las Palmas o Madrid para asistir a conciertos. Igual que Xili dice lo que piensa sin parpadear, lo que haría escandalizar a los más tontos, de menos vida lúcida y de elaboración personal. Por ejemplo: todos los progres que dicen siempre lo que esperas que digan, y lo dicen. Son de frase y lema, de pose y conato moral.
A Juan le importa todo un pimiento, su weltanschauung (de origen) parte ya de la incorrección, no la ha construido, como la de Xili, lo que pasa que Juan calla y pone distancia del mundo (el mundo como a los románticos le resulta extraño), tiene su propia órbita y no le interesa nada los zafarranchos, tiene una misantropía absolutamente estética. Es admirable.
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