Todo este evidente y palmario guerracivilismo, esa tortuosa desviación psíquica de considerar a la mitad de los connacionales enemigos que hay que vencer (aun muertos) y sacarlos del espacio público. Inflamar el odio y la exclusión, con voluntad de encono creciente, construir y perfeccionar el mal absoluto, modelar el pensamiento, eso es todo. Franquistas de nuevo cuño: también os resistiremos.

Coincidiendo en tiempo con el español, en 1935, se forma el Frente Popular en Francia con Léon Blum y la SFIO, son de izquierda, incluso hay comunistas, sí, pero no asesinan ni violan, no tienen chekas ni patrullas móviles, no persiguen creencias religiosas, clases sociales, ideas políticas. Ni amenazan ni advierten sus dirigentes con superar la Constitución democrática. Lo que pasó en España solo pasó en España, ni todas las izquierdas occidentales fueron como la española. Deberían ocuparse de pedir perdón y asumir sus responsabilidades.

Desde el odio más frío e impersonal, con cara descompuesta hablan del odio del otro, de un odio no creíble, imputado y deseado en sus enemigos, es su propio odio el que proyectan.