Me protesta como una vieja letra de cambio Juan R. I. por mi mini cruzada en defensa del reggaetón, del que próximamente daré buena cuenta (muy favorable).
Me anticipa que él no se pondría a escribir de música sin conocer a Mozart (pelmazo) y Wagner (un héroe y un dios), ni que fuera una finca privada llena de olivos y toros de lidia. Si yo sólo escucho los 40 principales...
Me ejemplifica a mi hermano, que ya es ejemplificar, al postularle tribunal de igual parecer. Evidentemente estos dos, como otros melómanos, tienen cosas en común: son A) individualistas B) solitarios C) misántropos, D) intelectuales o leídos E) culturalistas como búsqueda permanente de estado de gracia F) atraen a las mujeres por muy raros G) apenas beben H) desdeñan las cosas materiales por puro espíritu I) anticultura popular J) militantes de la clase media.
Ante-termina insultando al reggaetón de producto simplón.
Juan R.I. confunde las notas de solfeo, de lo que no hablo ni voy escribir, con la dimensión ética e ideológica del reggaetón, que no estética que la supongo de altura. Es este movimiento cultural, social e ideológico de fuerza internacional, el valladar ya operativo para hacer frente a lo políticamente correcto, el posmodernismo moral y culturalmente relativista y estulto, de archi-demostrada vocación totalitaria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario