Este es otro lunes más, el pasado, han venido los pamploneses canarios, me quiero cerciorar de que los euskaldunes navarros, los hijos y nietos de los crestas rojas como denominaban Indalecio Prieto y Pio Baroja a los carlistas, me decían en su boda (hace 7 años) el bilbaíno del PP. No recuerdan, sólo que metí mucha bulla, contra los carlistones de toda la vida advenidos sin tránsito al abertzalismo. Un radicalismo por otro. La continuidad/contigüidad profunda de lo sólo aparentemente antagónico.
Mi hermano invierte el mito de Athenea y Zeus y es él, Zeus, el que sale de la cabeza de Athenea
Esta debe ser de algún día antes de la boda.
Como escribí hace poco, sin embargo en mi salió mi bizkaitarrismo bilbaíno y familiar, algo mucho más hondo, por literalmente una presunción de mejor derecho que sigue operando de manera muy individualista, y por aquí viene una parte de la reflexión, aunque seas enemigo del nacionalismo
Hay ángulos de crítica no hechos, que mezclados con una vida que ha tenido la singularidad (deslocalización), en los términos solo que nos interesan, de haberse desenvuelto por hitos de rupturas y desafecciones
Cualquiera que sea el resultado sabes que lo que estás haciendo, el poder continuar con el mismo enfoque y pasión crítica, que diría Octavio Paz, de Desde Bilbao a Bilbao, 40 años después, es algo que tú inauguras, y que por ejemplo no puede hacerse desde la Universidad o experiencias imbuidas de localismos compartidos, desde consenos básicos, zonas de confort, disidencias grupales políticas o ideológicas.
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