Salaz y sicalíptico ante el pintor fauvista vasco Iturrino
Mi hermano ayer paseó Bilbao. Estuvo en una de las librerías
del nuevo oligopolio y dijo que era
mejor que las de aquí, estaba en filosofía. Fue al Museo de Bellas Artes del que soy
amigo, por si hubiera alguien que no lo supiera, y había tal cola, que le aconsejaron que fuera
a las tres.
Qué has comido ¿café?-le pregunto. No, no, una tortilla de patatas que he
repetido y una cerveza, creo
que es suficiente.
En el Museo se ha tirado dos horas y media. El Museo lo merece,
pero son lugares que cansan mucho.
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