Hoy no he ido a Mercadona, pero ayer si estuve en el Spar, antes preguntaba por los aguacates, y la dependienta me decía que había pocos (por lo que no llegaban, esto ya lo deducía yo). Ya no pregunto, miro donde suelen estar y como no están ni pregunto.
Mi alimentación salvo los fines de semana siempre ha sido muy esclava. Me hago ensaladas muy aburridas, por lo que me servía el tomate muy troceado con cebolletas, le ponía albaca para ver si mejoraba y el verde aparte:canónigos o lo que fuera, con pimienta negra estilo francés. Si lo junto pongo atún- Después carne picada, pato, codillo con chucrut, cerdo. Nunca carne normal desde hace décadas por la espuma, estilo papelera (fábrica) que segregaba, salvo si era especial de El Corte Inglés donde no voy desde hace muchos años.
He decidido recuperar platos elaborados que sabía pero tengo olvidados, básicamente dos, además saludables; la porrusalda (arriba) que era mejor que la de batalla que hacía mi madre -gran cocinera según han dicho todos, yo no he sido de alabanzas maternas- y pisto.
Espy ya ha regresado de EE.UU. con enormes historias, llamó para quedar pero XY tenía madre.
He decidido ir en septiembre a Cádiz sector Burgos, pasado el 19. Una noche en Sevilla, que no perdono y otra en Ceuta, aunque en septiembre igual está muy alicaída.
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