viernes, agosto 05, 2016

El diario de un escritor comprometido 5.8.16

Es agosto y acabo de terminar mi jornada de trabajo realmente satisfecho. Uno sabe cuando puede registrar logros, y tener una idea acabada del resultado. Ya tengo mi tercer libro sobre el Sáhara terminado, estoy en las correcciones, que es cuando se anotan los valores de mejora (¿elevación?) conceptual y literaria,  consigues uncir  forma y fondo, y cuando se  cumple  aquella metáfora estética de Schiller, del  caballo que  lleva armonioso  y elegante el jinete. He dado un salto  de gigante  en el discurso –metarrelato- sobre  el Sáhara.  Es así. Obviamente  conozco  lo  que hay.
Hoy he vuelto al Spar y he frito los pimientos verdes de Gernika –son del mes de julio,  han de ser de  temporada, somos vascongados de cierto rigor- que trajo Arantza, me han quedado  muy bien. He empezado a asomarme  desde hace  días a la literatura canaria, hasta he colgado una cosa en mi blog de ese mismo  nombre. No he concluido un asunto y ya estoy pensando en el siguiente.  En otro orden de cosas, al parecer MH y Arantza llevan días quemando drásticamente La Palma.   


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