miércoles, agosto 10, 2016

El diario de un escritor comprometido 4 codillo


Ayer cenamos en el jardín, solo ocurre cuando vienen MH y Arantza, que no hacen sino celebrarlo, como pasó con otros vascongados de mucha dimensión que lo siguen recordando. XY no puede prescindir de los detalles, puso velas aunque no en la mesa. Hablaron de La Palma.
Cenamos un plato muy Mercadona que suelo hacer yo, pero que es preferible que lo haga XY que a todo le pone gusto y ciencia. Codillo, sauerkraut, remolacha y gurken (pepinillos) le falto puré de patatas al plato, no a mi deseo. Antes de cenar ya nos habíamos pimplado, las vascongadas un blanco bueno y frío  y nosotros cervezas, en la cena y la post-cena nos bebimos algunos botellines de vino tinto  más, ninguno de los cuatro dejó pasar una ronda de vino. La socialización neotestamentaria del vino.
En una de estas dice XY “siempre hay que hablar de ti”. A lo que respondí "porque a mí no me gusta hablar y preguntar, y saber de los demás; seguramente nada"  y añadí “ocurre que mi vida es mucho más trepidante o accidentada que la media, y por supuesto que la vuestra, es decir que a mí me pasan más cosas”. Para impresionar a MH y A  les dije, “yo solo he pasado cinco veces por el banquillo”, lo que no les dije es que habían sido quizá bastantes electivas.
La mayoría de la gente nunca daría pie a determinadas situaciones, porque siempre las evitarían. Esta gente a la que le falta un potencial enorme de experiencia, de garra y acumulación y libertad  de vida, son de perfil  muy chato, timorato, contenido, no salen  de sus zonas de confort  jamás. Es gente a la que resulta imposible no ya admirar sino tomarlas mínimamente   en consideración, yo suelo hacer lo contrario, no porque lo tenga planificado, sean normas  de conducta o pautas de actuación, sino que según sea cada situación tomo posición. Quizá me exija mucho, pero nunca veo otras opciones, sino solo una cosa que es la que hay que hacer. Las circunstancias deciden por ti, no tú. Un señor advocat, que dice renegar de su profesión ardorosamente, pero –se lo he dicho más de una vez- por insuficiente, laxa, imperfecta, profana, ordinaria –él busca la excelsitud y el máximo rango en el tema advocat, que  no es el mejor sitio para buscarlo, y se abate,- aunque a este análisis ni llega él ni sus afines, me comentó que él (corporativo vulgaris) no actuaría seguramente -¡menuda panda, y éste va de disidente!- contra dos abogadas, a tal  efecto recomiendo mi  último libro. Saben que a ellos jamás les pasaría. Yo les quiero mucho pero no se aproximan a la gente a la que yo tomo mínimamente   en serio, la considero,  puedo  admirar, y reírme. Con la que hablaría de algo serio y me interesaría su opinión. Esa gente la tengo absolutamente, el acuerdo es previo a todo, es de vida. Al, Fer...por ejemplo y hay más.
Bueno pues ayer hablaron de mí, curiosamente,  pero por mis amigos vascongados. Fue  por un acercamiento reciente, también búsqueda de retomar contactos, a los que no he respondido cuando seguramente debería hacerlo.  Tras romper con todos ellos, nunca pensé en cómo eran, quedaban los profundos lazos de amistad quebrados, vida vivida. XY desde hace unos pocos años, cuando salía el tema,  en su momento no recuerdo oírla, me decía de mis amigos que eran muy divertidos, simpáticos, que le encantaban todos, que siempre se  portaron  de maravilla con ella y que todos   me adoraban. Lo que no se me había ocurrido nunca. Lo que chocaba radicalmente con  mi  actitud  de corte. MH que les conoce a casi todos de siempre, decía lo mismo. Al parecer propendo/propendía a ser bastante querido. Muy bien ¿y mis enemigos de clase? Incluso me contó como un íntimo lamentó la ruptura, se lo dijo varias veces.  No lo sabía.


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