¿Se
podría decir que Mercadona representa para el hombre mínimamente autónomo de
hoy, lo mismo que supuso la píldora para la libertad sexual de la mujer en los
años 60? Seguramente no, pero desde que
nos lo formulamos y tenemos la necesidad de esa analogía estamos dibujando un paralelismo,
asociación, trasunto... Tal vez nos incorpora mejor a otro horizonte de vida, porque lo
facilita. La cocina pasa a ser una
biblioteca que se amplía cualitativamente. Entran Kant y Montaigne, el codillo
y el pato.
Jamás
he andado y desandado 20 metros para ir a la nevera y sacar un producto, un
comestible, para mostrarlo como si fuera algo único. Sí lo he hecho para buscar
libros incluso alguna pequeña obra de arte o curiosidad, pero nunca por comida.
Estábamos
en el jardín ponderando la oferta de Mercadona la noche del codillo y quise
enseñarles el confit de pato de esa marca. Estaba en su envase y al mostrarles les dije “a que
tiene buena pinta”. “Sí, sí, muy buena -me respondieron al unísono- tenemos que
ir cuando volvamos al de Bilbao, han abierto dos, el otro en Barakaldo”. “Jon,
me ha dicho que le lleve boquerones”. No papita chica, mojo, o queso-cabra (que
sí creo van a llevar), sino Mercadona dreams. Ayer que por toda salida fui a
Mercadona, le compré boquerones a Jon.
Les
conté que antes metía el confit en el horno, así años hasta que descubrí (leí) que
bastaba el microondas. Con verduras
hechas de no sé qué manera con jengibre, es su gran compañía, pero eso es muy
engorroso para mí. Y no me gusta (hacerlo).
Ayer
estuvieron MH y Arantza en El Parra y que estaba hasta la bandera. Turbas. Creo
que tras el penoso incidente en el Callejón de
Gaza solo volvimos otra vez.
Evocación
que me induce a concluir con la llamada de ayer de E. (tendría relación), muy
contento, le van bien las cosas. Hay urdimbres familiares de sensibilidades, ideas,
valores, desde luego, en absoluto serviciales de los entornos cómodos y
sectarios de siempre en los que uno ha decidido permanecer predeterminado la vida entera,
y sin conocer en la
propia vida personal ni una sola
disidencia o autonomía real y vital –experiencias de verdad y propias- y que al
final regresan como para intentar probarte. Se da, si has elegido ser el que es
capaz de guiarse por sus propias pautas personales, renovarlas por el
pensamiento, avanzar por el conocimiento
y decidir por la propia experiencia
(acto abierto de vida y comprensión/función
crítica); y no por el mundo cerrado que siempre le ha cobijado y resguardado
de absolutamente todas las contingencias en una vida burbuja en una viga de hielo.
Sonríes: todavía hay clases.
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