sábado, agosto 12, 2023

Plencia, donde opté al concejalato y estalla el paisajismo


El metro llega a Plencia (por superficie) a media hora de Las Arenas, esplendorosa ría, puertito y enormes playas en una concha perfecta, a donde llevé a mi hermano, que cayó fulminado por el paisajismo como un impresionista, a quienes motejaban en París de pintores domingueros, au plein air. 
Delante del edificio de la Municipalidad de Plencia (ahora se llama Plentzi, están excitados por cambiar los nombres pero no cambian ni una sola cosa y si lo hacen no es por el nombre).
Creo que fueron las municipales de 2000 o por ahí. Mi hermano por eso y alguna otra cosa más se avergüenza de mí. Con razón.
Iba el segundo por el PSOE, vivía en Canarias, y pensaba que la primera saldría. Ni ella. Para entonces ya percibía la mayor complejidad del mundo, de nuevas ideas y autores, que había que seguir leyendo y conociendo como lo venía haciendo lo mejor de mi generación que del comunismo pasaron a tener ideas liberales, de la primacia de la libertad individual, estaban escarmentados de las ideas colectivistas, apostando por la idea del ciudadano mayor de edad como Kant prescribió, libres e iguales
Habíamos sido lo suficientemente de izquierda para desdeñar las fragmentaciones identitarias, la imbecilidad buenista, y con curiosidad por los grandes autores de la posmodernidad, sin apenas intuir  el extraordinario éxito cultural (relativismo, woke y patrañas encadenadas) que alcanzaría. Una cosa fueron ideas e intelectuales y otras las mentalidades sociales que incuban como virus exterminadores de cultura, librepensamiento, libertad, moral individual.
                             
El año pasado le llevamos al pais vasco francés, hasta Bayona y con comida en San Juan de Luz sin que hiciera un solo comentario de la belleza y orden helvético del paisaje, solo se conmovió como si recibiera un electroshock al paso por  la Estación de Hendaya , obviamente para su mentalidad libresca , un hito de fuego y luz, por el encuentro entre el Führer y el Generalísimo de todos los ejércitos que en la biblia fueron.
                                 
Esta vez, yo también lo tentaba: ¿a qué no se ve la autoconstrucción con la que el canario persevera en el odio eruptivo  a su propio paisaje? Vive en Fuerteventura donde enseña temáticas diversas, y el modelo de construcción es la caja de zapatos, como repite del Sáhara el escritor Pablo Martín Carvajal. Bueno, a lo que iba pues,  he descubierto que mi hermano tiene en su cerebro del erizo de Isaiah Berlin una sorpresiva casilla paisajística ¡qué loas y bel canto al paisaje!




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