-no te preocupes vamos a preguntarle a mi compañero que es padre
-sí, los padres están más capacitados que los abuelos
-esto no hay dios que lo abra, es chino
-déjalo, trataré de disimular, nadie sospechará de un abuelo.
En la Alameda de Rekalde iba pillando todos los semáforas en rojo y los que esperaban de frente, me miraban a mí en un primer momento por la procedencia y después al cielo ya alarmados esperando que no apareciese y fuese una falsa alarma.
La matraca siguió en el metro, hora punta, donde nadie miraba al cielo porque no hay, y se miraban todos entre ellos cada quien era sospechoso para cada cual. Llegando a La Arenas (l.a. el-ei) consigo asiento, tres chicas me circundan, estas sí saben que soy yo, la de más edad pone cara de decirme: no puede parar de un vez su artilugio cualquiera que ese sea. Me quita las ganas de confesarme y culpar a mi nieto, además ya estamos llegando.
La matraca siguió en el metro, hora punta, donde nadie miraba al cielo porque no hay, y se miraban todos entre ellos cada quien era sospechoso para cada cual. Llegando a La Arenas (l.a. el-ei) consigo asiento, tres chicas me circundan, estas sí saben que soy yo, la de más edad pone cara de decirme: no puede parar de un vez su artilugio cualquiera que ese sea. Me quita las ganas de confesarme y culpar a mi nieto, además ya estamos llegando.
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