El intenso cruce de vínculos, que nos ha deparado la vida (seguramente porque nos lo merecíamos) es reseñable. Eguiar siempre ha llamado a Rosita Tía Ocha (balbucía sonidos cuando ocurrió), Fer era el gran admirador de Eguiar, e íntimos todos como se colegirá, y la ruta académica que debía seguir su hija, la ahora abogada y escritora Espy. Una de las dos madrinas de Arun es Rosita, pues resulta que ya somos 3 generaciones.
Teneindo en cuenta que también existió una relación muy estrecha y gozosa con mis padres, y conocimos a los de los dos (Rosita y Fer): CUARTA generation. Estarían todos muy contentos-
Dos de las californianas, sin ningún miedo al estrangulamiento espacial dentro del dédalo de Richard Serra en el Guggenheimla tercera californiana y nueva amiga, una doctora muy ilustrada
El sobrino de Rosita Diego, un tipo curioso, algo instructor en la vida de Eguiar, jugador de rugby, vividor y lo más extraordinario, que siendo canario y una vez terminada la carrera de farmacéutico decidió hacerse vasco. Sacó plaza en el Hospital de Cruces Baracaldo, renunció a la farmacia de su padre en Tenerife y aprendió euskera.
Un culturalista sin aciagas gravitaciones de un país donde pasaba lo de blanco fácil en la nuca y celebración sanferminesca en cada ocasión. Como un británico nacido en Nueva Delhi, criado en Johannesburg, casado en Londonderry-Ulster y en su consecuencia conjunta relativista geopolítico, otros, endémicos, tenemos relaciones más bien turbias, con el país primero franquista subido y después etnicista sin piedad. Esta calle ha de ser Maestro García Rivero, zona Pozas. y esas ostras las comimos en octubre pasado Shilpa, XY y su dudoso, y siempre sospechoso, servidor.
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