domingo, junio 18, 2023

Satisfacciones desde Washington y Getxo, y entrelazamientos

El intenso cruce de vínculos, que nos ha deparado la vida (seguramente porque nos lo merecíamos) es reseñable. Eguiar siempre ha llamado a Rosita Tía Ocha (balbucía sonidos cuando ocurrió), Fer era el gran admirador de Eguiar, e íntimos todos como se colegirá, y la ruta académica que debía seguir su hija, la ahora abogada y escritora Espy. Una de las dos madrinas de Arun es Rosita, pues resulta que ya somos 3 generaciones.
Teneindo en cuenta que también existió una relación muy estrecha y gozosa con mis padres, y conocimos a los de los dos (Rosita y Fer): CUARTA generation. Estarían todos muy contentos-
Dos de las californianas, sin ningún  miedo al estrangulamiento espacial dentro del dédalo de Richard Serra en el Guggenheim
la tercera californiana y nueva amiga, una doctora muy ilustrada
El sobrino de  Rosita Diego, un tipo curioso, algo instructor en la vida de Eguiar, jugador de rugby, vividor y lo más extraordinario, que siendo canario y una vez terminada la carrera de farmacéutico decidió hacerse vasco. Sacó plaza en el Hospital de Cruces Baracaldo, renunció  a la farmacia de su padre en Tenerife y aprendió euskera.
Un culturalista sin aciagas gravitaciones  de un  país donde pasaba  lo de blanco fácil en la nuca y celebración sanferminesca en cada ocasión. Como un británico nacido en Nueva Delhi, criado en Johannesburg, casado en Londonderry-Ulster y en su consecuencia conjunta relativista geopolítico, otros,  endémicos, tenemos relaciones más  bien turbias, con el país primero franquista subido  y después etnicista sin piedad. 
Esta calle ha de ser Maestro García Rivero, zona Pozas. y esas ostras las comimos en octubre pasado Shilpa, XY y su dudoso, y siempre sospechoso,  servidor.

No hay comentarios: