Aunque al final su libro casi tiene como hilo conductar a Chukri que aparece en casi todos los intersticios, intersecciones, intervalos, vanos y muros de carga, como un francotirador de Sarajevo. Vuelve a sacar a Chukri a colación cantándole las 40 a Bowles. y elogiándolo por haber escrito en Paul Bowles, el recluso de Tánger que a Bowles le gustaba Marruecos sin nativos. Aparte de que ese aserto jamás se podria demostrar, ni con pruebas falsas, antes al contario, podría dar para proponerlo para la nacionalidad marroquí ad honorem.
¡Qué demasiado fácil y poco encomiable resulta que un nativo diga de un extranjero que no le gustan los nativos! Resulta impresentable por su ventajismo demagógico y cabrón.
¿Alquno de sus acólitos habrán oído hablar de libertad individual y comentado? De moral y derecho individuales ¿ante quien hay que justificar gustos o ideas? ¿Tribunal Chukri y cohortes hispanas? y si no le gustasen ¿qué? No éramos tan cosmopolitas, liberales, number one/one direction, pecaminosos, transgresores, y de la haketía, los beat de turismo y esos si que ajenos al ecosistema, si Santiago de Luca y Maribel Méndez no lo refuerzan, y librería Des Colonnes (coqueta y sala de estar).
Chukri y sus acólitos han convertido a Bowles en Meursault, a los dos les falta moral, ¡la condena por indiferencia moral! !Qué casualidad tan tangerocosmopolita!
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