Resulta que en esta foto es del escaparate de la muy mítica librería Des Colonnes de Tánger, que viene a ser como el Santiago Bernabeu de los literatos de adopción, culto y feligresía tangerinas, aparece un libro mío de Tánger. Todos celebran esta discreta exposición del bulevar Pasteur, donde con todo no creo que se haya producido ninguna celebración, aclamación ni arrebato ni colpaso del tráfico rodado. Los literatos cada vez están más invasivos, son como una epidemia virulenta. yo me he visto varias veces en ese escaparate, para que se columbre el meritaje que pueda dispensar. Ha de ser el únco sitio donde ocurre algo así conmigo.
Me llevé una sorpresa cuando maquetado salían 104 páginas con prólogo incluido. Una cosa es que deteste los libros gruesos, pero cosa otra serían los libros filamentosos, enjutos y contrahechos. Escribo justo, creo, lo que tengo que decir, en lo que estoy persuadido son aportes netos que es de lo que puedo escribir.
Hoy hemos comido en el club Marítimo del Abra, y que vean las fotos Rosita, Sabela y la 3ª a efectos de eventuales baños mañaneros, que vienen el día 15 . Esta vez es cuando más tiempo he estado en casa sin salir, lo justo, provisiones, y más he aprovechado, ya tengo dominado el libro sobre el país vasco/vascos, he tenido que darle muchas vueltas y reflexionar, llegar a enteder e intuir cosas. Y a una edad y vida vivida muy distinta a la de gente conocida y entorno, es cuando uno ha de aprovechar puntos de vista que el tiempo ha enfocado, experiencias, evoluciones, inadaptaciones, belicosidad, pasiones canceladas, las etapas inauguradas de ilusión, después fenecidas, que es desde donde yo solo puedo escribir. Lo más difícil de todo: sin tener ninguna cuenta pendiente, salvo la que me pueda deber a mí mismo. Hoy me ha salido humor, mi recompensa.
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