Este Whatsapp me lo reenvía Idoia esta mañana con el nombre de su amiga, lo googleo y tiene un CV primoroso: varias oposiciones ganadas, bibliotecas, archivos, CSIC, difícilmente alguien mucho más cualificado para un juicio literario (una especie de memorias de pocos meses con relato)/pensamiento/ensayo. Encima quiere que nos tomemos un vino cuando vaya. Con gusto.
Del primer libro publicado me iba a liquidar la editorial 30.000 pesetas (mucho capital me parece, aunque igual eran 15.000 o 15 pesetas) ni las cobré decepcionado. Estaba rematadamente loco. Aunque para aquel entonces era ya mayor biológicamente, logré madurar.
Pronto supe que era imposible que gustara e interesara a muchos o bastante. ¿Hay cierto regusto en ello, la propia imago, esquinada, de merodeador, periférico? Puede ser. Un escritor minoritario. Es la literatura de ficción o divulgación la que tiene que vender, sí o sí. Mis satisfacciones son otras como la repercusión retardada minoritaria pero de calidad, que es a lo que yo puedo aspirar. De entrada echo para atrás a progres y correctos, ese binomio mohoso, oxidado, entumecido, que con este libro de De Bilbao a Bilbao cuarenta años después ya me ha pasado.
Lo que me gusta es lo de este whastapp, despertar cierto entusiasmo, no gustar y entretener, ya he recibido alguno más, para los pocos que lo han leído. Con mis columnas de prensa no me puedo quejar, soy leído, es donde pongo mi afán semanal de erosionar, socavar, de viejo topo.
El título del post no se corresponde con la realidad, he tardado en comprimir mi CV a dos folios toda la semana, y ahí sigue, para mi ingreso en la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País y ser uno de los Caballeritos de Azcoitia, precursores a finales del XVIII de estas sociedades ilustradas.
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