Por primera vez mi hijo parece un norteamericano senior totalmente. Tengo la terrible desgracia, que sobrellevo como puedo, de que no dejaré descendencia en España, algo muy doloroso, no ya vasca ni siquiera hispana. Muy penoso. Mi hijo ya como se ve, irreversible, mi nuera lo es y mi nieto también y yo porque no puedo. Presté muy tarde interés a la gesta de 200 extremeños morenos y bajitos (como decía mi querido Fer) que llegaron hasta Alaska y empezaron a construir como locos -frente a la absoluta morosidad anglo- catedrales y universidades y diccionarios de las lenguas nativas.
Están en Costa Rica
Son gringos, yankees, imperialistas. (léase a Elvira Roca Barea con urgencia) dice ese gran activo y fondo sentimental humano del rencor, resentimiento y el odio (no hay "historia de las pasiones" porque siguen siendo las de Shakespeare), que resulta ser en lo que se resumía el concepto marxista de la lucha de clases, la entelequia máxima (ni Hegel se atrevió) concebida por mente humana. Lo descubrí de forma parecida a como dejé de creer en dios, pero infinitamente más tarde, siendo asunto mucho menor comparativamente, ¿pero cómo, no me di cuenta de esta ficción, semejante estafa antes?.
He visto cada cosa del 90 (un siglo, y a más) aniversario de la II República garbancera y pistolera. En Bilbao al final del franquismo y comienzo de la Transición no se veía ninguna bandera de la República, ni de coña, se hacían ondear bandera rojas e ikurriñas. A veces aparecían con recato, no para menos, las llevaban los del PCE (i) que eran nodriza de FRAP, el lumpen bilbaíno, si no eran importados. La izquierda y extrema en una ciudad tan dinámica como Bilbao y abierta al mundo, con clase obrera para regalar se pensaba en el socialismo o en la revolución, pero nadie se fijaba en algo tan fracasado, de una formación social y modo de producción ya superados, como la II República, era algo muy carca entonces. Bilbao había sido una ciudad liberal, abierta económicamente al mundo, emprendedora, afecta al progreso real y material, de iniciativas sin fin, ansiosa de modernidad operativa. No era una pequeña ciudad de provincias funcionarial y claustral, plegada sobre si misma, conservadora y absorta en referencias del pasado, pero perezosa para elaborarlas.
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