Algo así, pero más corto le escribí a Clara, a ella no tenía que desmitificarle hispanoamérica. Pero me salió. Es probablemente con la persona que más he hablado en los últimos tiempos y más de acuerdo he estado ideológicamente. Nos tildamos de liberales, que ya es mucho en este país, y no tanto en el suyo, aunque pueda ser tan tímido como los inventores del término de las Cortes de Cádiz en 1812. Y como no estoy para concesiones y no quiero matizar mi liberalismo, que lo podría hacer, para no dar cancha a progres , paleoizquierda y entusiastas unánimes , lo dejamos aquí y así.
De allí son los próceres, libertadores, el criollismo sociopolítico, el peronismo-corporativista, el golpismo militar de juntas militares, no de militares providenciales, el cuadillismo (político y literario), la guerrilla urbana, los ejércitos revolucionarios dominando parte de los países, el apetito sacrificial, la teología de liberación, el cristianismo de base, el indigenismo, el populismo en todas sus variantes, el allendismo (el socialismo de mayoría simple y corta dispuesto a estatalizar la economía y eliminar las libertades, que solo Pinochet santificó, si no de qué), la religión anti-imperialista, las revueltas, el victimismo transgeneracional. , la necesidad de mayores rigores religiosos ahora con el evangelismo, los escuadrones de la muerte otra especificidad, los señores de la guerra y contrapoderes como las maras y los cartel con sus beneficiarios populares
Todas esas abyecciones tienen algo en común: que es la necesidad de atajos, de liberación urgente, de consecución apremiante de la utopía, justo lo que la democracia liberal no garantiza , ni las oportunidades del capitalismo (que para el resto del mundo no parece arrumbarlo a la pobreza a gran escala).
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