El miércoles llegó mi hermano de Fuerteventura y nos mandó esta foto de Los Reunidos con Fernando II.
Ayer me dice -te importa que venga un compañero del Instituto de Tenerife.
- a mi me da igual, siempre que no sea el característico funcionario-progresista-más de lo mismo.
No lo trajo; como que no hay.
- Te veo muy bien- me dice
-Y te decepciona, no podría estar mal porque no hago nada
-Cómo te ha cambiado la vida, tú has tenido muchos cambios, ahora aparte de enfebrecido bloguero eres mecenas del pensamiento marroquí
- Si creo que soy algo de eso, desde luego es otra vida, antes del pandemonium solo colgaba en el blog la columna de los martes, no tenía qué escribir, que es cuando realmente hay que hacerlo, pero no se me ocurría nada. No apetecía. Y hace meses no tenía Facebook y nunca iba a tener y ahora estoy todo el rato en el ordenador, no ves que no tienes que concentrarte en nada, solo salir, entrar, salir entrar hasta el infinito, además me hace sufrir, como nunca lo ha hecho la tecnología conmigo: tienes que leer cada cosa...
--Me he reconciliado con Santa Cruz , me entusiasma, quiero volver- me sorprende
-no tienes vergüenza, toda la vida despotricando, odiando la ciudad con todo encono y desprecio, y ahora resulta que te pones tierno y es tu ciudad. Nunca me oirás decir eso a mi de Bilbao, yo si soy un renegado -y prosigo-
A mi me pasa lo contrario, por primera vez en mi vida tengo la sensación de no haber estado aquí, sino que creo que por Marruecos o aledaños. En dos días me he tirado hablando una hora con Marruecos, y hora y media con Colombia y Málaga en un simultáneo de celular con visionado. No tengo conciencia de territorio salvo en Los Reunidos: mi patria.
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