jueves, junio 25, 2020

Me llegó la convocatoria a la Junta de accionistas

Me acordé de la Junta General de accionistas solo días antes de que me llegara. Y un sobre interior para eventual delegación. Dejo mi dirección sin borrar, me temo que no despierto interés para el mundo, aunque ya me gustaría. Los más pudibundos merecen estas exhibiciones, para tomar distancias del sometimientos a vigilancia y escrutinio, por la CIA y eso, que les agobia. 
He recapitulado sobre  todas las juntas a que no asisto nunca. Si acudía a las del Círculo de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife, de donde fui secretario general al menos toda la década de los 90, que me la alegró y mucho. Las actas me las hacía la encargada que era muy amiga, para de esa forma no hacer nada, bueno las firmaba. Ahora, yo asistía.
Siempre he intentado que me hicieran escritos y cosas así y que me las firmaran por mí, y solo lo conseguí de mi hijo, y de un amigo y compañero. Le tenía que decir, cómo sigas haciendo esas firmas tan borrachas vamos a ir a la cárcel tú y yo. A mi hijo a pesar de inculcarle el delito y la falsificación, en cambio terminó en la Universidad de Georgetown y en el Banco Mundial en Washington y todo legalmente, según creo. Es importante, para los que abrazamos el estructuralismo ab initio, deponer al sujeto. 
Según mi recuento, soy del Ateneo de La Laguna, Real Sociedad Económica  de Amigos del País de Tenerife, Instituto de Estudios Canarios, Ilustre Colegio de Abogados de Santa Cruz de Tenerife, que todos lo ponen como segundo mérito (y es obligatorio), la Sociedad Cultural El Sitio de Bilbao y el Museo de Bellas Artes de Bilbao de donde debo se un socio muy menor, y a todas luces despreciable, porque para las juntas no me mandan nada. Ah, quizá porque soy socio-amigo y el trato es de amigo. Por dios -Juangoikoa eta legizarra!- y el periódico nacionalista del PNV
Tan solo he votado en caso de conspiraciones, y con gusto, creo que en todos los sitios

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