sábado, junio 27, 2020

Hostil a la universidad, renuente al academicismo, infectado por la crítica. Disección, manifiesto

Cuando  vas a por los discursos, no necesitas ni de los hechos ni la investigación ¿por qué?  porque los discursos ya existen y circulan por ahí, y tu no los vas a descubrir, lo que tienes que hacer es conocerlos. Están en libros, en otro caso no serían discursos. Luego criticarlos. Como hay un discurso español sobre el Sáhara, hay muchos más, es lo 
realmente interesante. Qué dicen, quién dice, cómo  dicen, por qué lo dicen
Hace unos  años fui invitado a un congreso, donde se me buscó acomodo por los libros que tenía, en paralelo al programa , aunque  rellené grosso modo las fichas en inglés, sin tener nada

Wittgenstein huyó de la universdiad como del saber
que poner, yo no había investigado -ni lo haré-, no tenía nada que contar ni someterlo al buen criterio  de mis pares (que no lo eran, los míos vivían, como poco,  en el antimundo de ellos). 
Lo que yo hacía no tenía nada que ver con eso, ni con sus métodos, mentalidad, valores, incluso forma de ser. 
Sartre se omitió de universidad pero no de los cafés
Los académicos con  mundo, desde fuera muy cerrado, endogámico --que se reproduce en casi todos los ámbitos- me resultaron algunos simpáticos por sus cualidades personales (creativos por ejemplo, o por ser mejicanos, ante los que me postro) 
Marx se omitió de la universidad y de trabajar
Pude comprobar el prestigio que suscitaba lo académico, en Marruecos donde yo fui intruso (posición que algún día habrá que realzar como muy relevante), tomado como una casta de sabios platónicos, con Francia colonialiste y su búnker académico detrás. Mis amigos profesorales in Spain siempre habían sido mucho más civiles.
Para mí los académicos, o algunos, son las fuentes de conocimiento, hay que leerlos, son los que saben porque a ello consagran su vida. No paran. Tienen los datos, y alguno infiere interpretaciones más o menos ajustadas.
Ocurre que el conocimiento no es pensamiento, ni la erudición crítica, ni las conclusiones ideas, ni las deducciones finales  trabajosamente precipitadas  inducciones, intuiciones;  ni los canales metodológicos con sus esclusas y ritmo de los flujos mar abierto y encrespado; ni la obediencia científica normativista prescriptivista es la perspectiva, ni la heurística, ni la visión crítica conformada por uno del conjunto de su experiencia  de  vida: vivido, leído, maldecido, combatido o amado.
Los académicos tienen el conocimiento y la erudición  y a priori no tenemos que otorgarles mayores atribuciones o virtudes. En  cualquier caso siempre nos darán mucho menos de lo que buscamos, pero son imprescindibles.

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