He hecho las amputaciones debidas y he tomado las distancias precisas para que no se vea el número de acciones que tengo en el periódico nacionalista vasco Deia, del PNV.
Ya que soy accionista es preferible que parezca que soy de muchas que de las que soy, tan ridículas.
Me he acordado porque ahora en junio son las juntas de accionistas, e increíblemente me convocan.
En todas mis andanzas en actividades en torno a la literatura y escritura, podría añadir accionista de medio de comunicación, sin faltar a la verdad. Aunque tal vez moleste a my class enemy.
Justo arriba aparece mi nombre y apellidaje, Nunca pensé que mi padre pudiera haber sido accionista del Deia, como bilbainos compactos, la jerarquía era inviolable y el Correo de Bilbao precedía a Deia en el panteón de bilbainia. Mi padre había sido socio del Athletic Club sin gustarle el fútbol y su carnet iba a sobrinos, y comprador diario del periódico El Correo de Bilbao que es el que siempre entró en casa y en la de mi madre ya viuda. También del Igualatorio Médico. Otra
institución local.
Mi padre era nacionalista vasco, versión bilbaína. De Bilbao era Sabino Arana y en Bilbao nació ETA.
Todo surge en el "NO SER" de la villa (1300) donde jamás se habló Baskisch.
La historia sería así, estando en un "txoko" (sociedades gastronómicas que no gastrosóficas), entraría alguno (el vasco tribal, comunitarista, participativo en todo lo colectivo, el vasco cuadrilla, el vasco-masa) diciendo que había que financiar y aportar algo para el periódico del Partido que iba a nacer y como eran burgueses se adjudicaron algunas acciones.
Cuando me llegaron hará solo 5 años o menos , me pareció increíble- ¿ A mí..., pero saben quién soy? Como ese fue el mundo de mi padre, pues me dije, ahí seguiré,
Si los del periódico supieran lo que pienso del nacionalismo vasco y del nacionalismo en general , si además conocieran los artículos que he escrito, y peor aún, conocieran mis post ya me habrían echado. Igual les frenaría que soy un renegado y que lo celebraría, Yo solo espero las más bellas derrotas (expulsiones, recusaciones...), en mí, triunfos.
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