lunes, enero 30, 2023

La deconstrucción del frío, justo allí donde Derrida lo dejó

-¿Me pongo esta camiseta?
-Cómo te vas  a poner eso- contesta XY
-Si me la compraste tú.
Las fotos son del verano pasado en casa de ¡Hey Al! y Serena en Mijas. Entonces la camiseta, que es la que más me gusta, fue por mi nieto, para que viera movilidad y acontecimientos en todo. Me han aparecido en el movil estas fotos conmemorativas  de hace menos de un año atras. Creo que como forma de hacer frente y neutralizar a los carámbanos de dentro de casa.
Derrida mantenía que el significante siempre remitía a otro significante antes de entretenerse con el significado, carecía de origen -no principiaba nada sino que era lugar de una retahila- y su materialidad, el signo, era lo mínima en su deambular semiótico. De forma que aparte de derribar  el logofonocentrismo, mantuvo la escritura como un Palimpsesto, la escritura era escritura sobre escrituras. Este juego de significantes con sus vínculos justitifca el título, como apelación o differance en francés y para distinguirlo de diferencia. Fin del cultismo.
Aparqué  a los Gramsci (Oh yeah), Althusser, Poulantzas y toda la marxistada para pasarme a posestructuralistas, y antes que Lacan a Foucault (del que tengo muchos libros que parecen roturados como campos de labranza, se los dejé a un amiga para su doctorado).
Mi grado de subnormalidad entonces  era tal, que justifícábamos la revolución teológica y celestial  de Jomeini frente al Sha de Persia. 
Así estaba yo de extraviado desde un punto de vista holístico, en lo sustancial como accidental, en lo necesario como contingente, en potencia y en acto, en lo trascendente como inmanente, teniendo muy afectados  el yo, el ello y el superyo
Forzosamente conozco muy bien a los marginales, sectarios, desequilbrados, aparatos psíquicos que traquetean y bufan, o la otra variante, los mediocritas aura -muy mediocres- que forman conjuntamente la gobernación gubernamental  de progreso al progreso.

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