Otras propuestas de Vox merecen el rechazo intelectual
político, pero desde el momento que contra él se lanzan las más viscerales e
incondicionales condenas, para
anticipar el alcance de sus políticas y por acciones no cometidas,
por tanto también pre-supuestas, sería imprescindible discernirlas. Al ser
totalmente deseadas, para que el estigma imputado quedara acreditado,
justificando así la caudalosa agresividad almacenada en contra. Es natural a la
condición humana el chivo expiatorio, los judíos. Si algo caracteriza a este
gobierno de izquierda remix populista y de progreso autocrático, es la
vulneración sistemática de los procedimientos,
donde se articulan las garantías y contrapesos de poder, cada vez más
inapelable. Ya había ordenado Sánchez a sus cañoneras del actual Constitucional
tirar contra el acuerdo castellano-leonés que no existía.
Mientras escribo esto
en Bruselas todo un comisario desautoriza que legislando ad personam
eximir a malversadores, vinculándolo con la obtención de fondos europeos. Pero
lo más imborrable ha sido cuando una diputada húngara ha denunciado la falta de condena al gobierno español por
actuar aún de manera más radical contra el estado de derecho, desmantelándolo,
que ellos. La simetría Sánchez-Orbán, ya no es solo cosa de analistas avezados sino que supone un salto
cualitativo en Bruselas. Sánchez presa de su libertaria psique, siempre evaluada por axial, ya camino del tándem Orbán-Sánchez.
Vox con su propuesta de escucha de los latidos del feto para
las mujeres, incurriría en la injerencia del poder en la libertad individual, partiendo de la minoría de edad, ignorancia, volubilidad, en esta
caso, de la mujer, característica constitutiva
de nuestra casta venezolana y el extremismo psíquico del asimilable a
Orbán, Sánchez. Representa el total desprecio
a la autonomía individual de las personas, tuteladas como rebaño a educar,
conforme aquí a una ingeniería social más teológica que la marginal,
incompetente y despótica habitual.
No hay comentarios:
Publicar un comentario