jueves, enero 12, 2023

Borrado de archivos y aparición de personajes escalofriantes


Como no uso el ordenador de mi ex despacho de Sr. advocat, tenía la memoria con el tramo final de esa actividad. Como me había desprendido de todo, toga, agendas, tarjetas de visitas, no digamos expedientes, solo me quedaba el software, y durante horas procedí a  su borrado: no perdoné a nadie. Todos fuera.  Como decía mi amigo y abogado personal, el príncipe Octaviansky, el enemigo del Sr, advocat no es la otra parte ni su abogado o los jueces, sino el propio cliente. 
Los libros son de la sección canaria y del Sahara, Marruecos y cultura islámica. Ni medio de derecho.
Como mis recuerdos son siempre sin actividad profesional, sola se ha borrado por completo, al tener que ver los casos para extirparlos iban apareciendo muchos peronajes escalofriantes, suponía una emoción desagradable, contrariada, más que labor de las yemas de los dedos, hubiera preferido mazos, picos, martillos. Qué personajes, desaparecidos por completo de la memoria-
Ultimamente me pregunta XY -no recuerdo antes- ¿ahora que hubieras estudiado? Me quedo pensando:
- Derecho.  
- ¿Ah sí?- 
Otra vez, o ayer: 
-No hubieras preferido ser profesor?
-Y tener a los padres y una masa compacta  y unánime de profesores progres, todos de serie. Ni hablar- 
En realidad, de Sr Advocat vivía rodeado de progres  encima  profesionales (burocratizados, contaminados) por todos los lados. Mis patronos eran sindicalistas, una diminuta raza de insuficiencias extremas. A los que llevé a diferentes pleitos (trabajadores  fachas de escuadrones, intimidantes pero cobardes) y los gané todos.
 He escrito 3 libros sobre sindicalismo y abogados laboralistas, al hilo y filo de los diferentes desafueros y tropelías que padecí, soy bastante duro, actuando como si no fuera un blandengue que debe asumirse para la "nueva masculinidad", según las Hannah Arendt del Ministerio de Igualdad cuhipandi. El prometido hombre nuevo ¡al fin! 
No es alardear de títulos porque ese mundo no tiene ningún interés, y sus protagonistas carecen de cualquier talla, brillo, relieve, al margen sus estultas ensoñaciones. Asi como habrá millones de manuales, guias, tesis, tesinas, ensayos, artículos sobre convenios colectivos, permisos por pa-maternidad, cómputo de horas extras, vacaciones de verano, no hay ninguno de lo que yo he vivido, las posturas que he adoptado y con alguna capacidad analítica y crítica, al margen de la materia estrictamente técnico -jurídica.  
                                   
Las ruinas del sindicalismo es el mejor libro sobre el tema: es el único que lo aborda,  de haber otro será de chascarrillos y anecdotario, incluso con mensaje tontorrón  y con alguna exhortación moral boba sobre el laboralismo.  O de abogados atildados y parlanchines, campechanos para la ocasión. A veces pienso que podría escribir todavía más, pero cuando no interesan a nadie y estan completamente desprestigiados (sin conocerlos tan bien como yo), no iba yo a tomarlos en serio.
Mi  acervo desprecio ya invadido por el olvido, no ha perdido de todo el punch, espero.

 
Pues mira por donde, en uno de estos tomos aparezco (un libro) como bibliografía, que no es el mejor. Uno es muy malo, pero los otros dos: inaugurales- Wolters kluver, ojo.

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