jueves, diciembre 08, 2022

Marruecos-España: la calle gana a los intelectuales

Me imaginaba que de ganar Marruecos a España el comportamiento de los marroquíes (españoles o no) en España iba ser el que ha sido, como el del español de mayor arraigo igual. Hablando con un amigo convenimos la víspera del partido que lo ocurrido en Bruselas no iba a pasar en España. Coincidimos en que los españoles no son racistas.
Los españoles de origen marroquí tienen todo el derecho de identificarse más con el país de procedencia familiar y cultura mamada en su casa que con España, y desear el triunfo de la selección marroquí. Además tienen que poder elegir por la duplicidad de su identidad: una preferente en relación con la otra y esta otra más operativa, práctica y real, aunque no afectivamente primera.
Hay que destacar que la gran mayoria  de españoles no marroquíes, no se han molestado en absoluto por  la celebración de su propia derrota, dando ambos un ejemplo de convivencia e integración absolutos. Y envidiables. Lo que dice mucho del fiuturo.
Victimismo de un lado y desprecio/racismo de otro, se puede seguir utilizando cuanto se quiera, pero no son  relvantes: hubieran saltado. Me vino a la cabeza una frase en Frontera Abierta de Emilio González Ferrín: las culturas no dialogan, lo hacen las personas.
A ver si va a  resultar que dialogar es sonreir, saludar,  felicitar, comprender al otro, tolerar. Sin que tenga absolutamente nada que ver con departamentos universitarios
En su día escribí  aquí contra el Manifiesto de 250 intelectuales españoles y marroquíes y lo he vuelto hacer en mi libro a punto de salir (este que está aquí), por tanto me viene bien traerlo a  colacióm.
 Ese manifiesto es todo lo contrario a lo que pienso y con la suerte de que el comportamiento en España de la mayoria y de la minoria marroquí me lo confirma. Ya es tarde para tratarlo en este libro. 
Siendo la situacióna absolutamente política y diplomática tras ocurrir la acogida del Ghali en Logroño, ocultación a Marruecos, elusión de explicaciones, advertencias  con retirada final de la embajadora de Marruecos, crisis de Ceuta y demás hechos objetivos políticos concatenados. Estos intelectuales consiguen eludirlos todos, y no ya con juicios críticos y análisis desacertados, sino con plena omisión de hechos, mientras se postulaban ellos mismos para resolver la crisis gracias a sus departamentos y contactos  gremiales entre las dos orillas.

... El manifiesto, al menos, nos deja claro una autoría que es la que motiva su redacción, que convoca a españoles y marroquíes a plantar cara “a ese discurso erróneo y envenenado que están utilizando algunos grupos mediáticos y redes sociales basado en  bulos y manipulaciones perversas”.  Por fin aparecen los actores de escaladas, reproches y discrepancias que ¡mira por donde!, no son posibles  en Derecho internacional,   que es de lo que va, en el concierto de relaciones entre naciones, sino “grupos mediáticos y redes sociales”.  Esta autoría de los “grupos mediáticos y redes sociales”, con bulos y demás, vuelven a aparecer en el párrafo octavo con invitación a ponerles freno. Es obvio que tanta metafísica huera se sustraiga a los hechos, lo sucedido, las diferentes responsabilidades -todos las tenían-, el mínimo afán de clarificación y análisis con conclusiones. No digamos nada que suene remotamente a política.

De aquí se arriesga una conclusión torticera e inverosímil, como es que con ello “se supera la naturaleza diplomática del conflicto actual” ¿Pero cómo va ser? Tildar de “naturaleza diplomática” a cualquier conflicto entre países no puede decirse que sea un diagnóstico de precisión. Todos lo son.  A doscientos cincuenta intelectuales se les debe exigir un poco de esfuerzo, incluso intelectual. Esto sí que es una cierta manipulación y falsedad, o una distracción. Porque se nos hace difícil concebir tanto desprecio a los hechos políticos, a las medidas materiales diplomáticas, y a lo que es todo su transcurso, los meros presupuestos fácticos desencadenantes, como  al orden causal de realidades ciertas y jerarquía axiológica  concatenadas. Con delicado apoliticismo. Denuncian, ya en el segundo párrafo, que estamos ante un discurso radical e innecesario que pretende acabar con el gran esfuerzo de diálogo, investigación académica, colaboraciones (me da que el ámbito académico -una urna de indemnidad- poca influencia tiene en la vida política internacional, y es mucho mejor que siga así). De hecho, había algún universitario que, proclamando un negro futuro con España (incorregible), recomendaba que Marruecos se centrara en Hispanoamérica. Una ruptura o puenteo inocuo, teatral, reactivo....Apelan  a la sociedad civil erigidos en su vanguardia privilegiada, exudando autocomplacencia     endogámica y corporativa, que no ocultan, sino hacen gala.

A esa labor posteriormente llamarían diplomacia paralela, siempre ajenos a la calle,  las personas y su trabajo y vida diarias.

 

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