jueves, diciembre 01, 2022

He escrito Mi libro sobre el Sáhara, pero antes, ya este mes, el anunciado debajo y arriba

En los últimos años he mantenido el propósito de no escribir nada sobre el Sáhara. Todo lo que tenía que decir ya lo había dicho, o eso creía. Seguramente han sido algunas de mis columnas sobre el Sáhara en El Día, con las que salía al paso de ideas (prejuicios) no por infinitamente repetidas correctas, con argumentos que  me parecían muy sólidos -como la misma realidad real, no manipulada-, al punto que me compelieron a desarrollarlos. 
Con tantos libros escritos sobre el Sáhara no había dado con la validez y verdad  de determinadas claves que corean los amigos del Sáhara y buena parte de la sociedad española, como decisivas. Creo que por fin sí, he interpretado y esclarecido cuestiones esenciales siempre prescindidas, sepultadas. 
Surgió este libro a partir de situaciones muy concretas, que incluso podrían reputarse de anecdóticas, pero que sometidas a un enfoque  crítico resultaban excesivamente coincidentes  con una triple identidad que se dan en algunos  recursos judiciales: identidad en los sujetos, objeto y causa de pedir, lo que les hacía muy significativas. En todos los vetos que tuvimos se daban. El resto era seguir el rastro de esos gestores y ver las conexiones entre las personas (españolas) y colectivos, no de las instituciones de que dependen.
Para mí muy clarificador, de alguna manera me ha servido para unificar conductas y prejuicos de españoles a modo de una linea recta que va del sur de Marruecos, (el Sáhara, por donde entré en mi interés), de donde pasé al norte y seguí hasta España que estaba detrás: arriba.

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