domingo, diciembre 25, 2022

La última vez con Carlos Gaviño de Franchy


Aunque me pueda resultar inconcebible esta es la útima vez que estuvimos juntos, y ya han pasado unos años, igual 5.
El abrazo más emotivo y fuerte que he dado en mi vida ha sido hoy en el tanatorio a Carlota Gaviño,  no recuerdo ningún otro parecido. Por eso no tiene por qué haber relación sustancial entre la efectiva y actualizada relación personal y la del poder de los vínculos afectivos. Siempre supimos, como se dice, pero pasó, que estábamos para lo que fuera. Y esa vez fue así,  aquí celebrabamos un juicio mío al que fue  de testigo que se repitió, vino a dos juicios míos, con coactivas mafias sindicales tipo escuadrones, que el reconocido por todos un caballero de los de antes, despreciaba. Civilización. 
Sí hemos hablado mucho por telefono  en su enfermedad, antes quedábamos pendientes de comidas o cenas, siempre con Juan Gómez Pano, que nunca se llegaban a realizar, y este el documento.
En casa de Carlos. Mi hermano Víctor Hernández Roncero al piano (bastante afinado). Leo hoy los sentidos homenajes a Gaviño, en los que se destacam aparte del lado humano, imposible de pasar por alto con él, sus méritos culturales, y su alijo historiográfico y documental  más las fuentes orales, él mismo.
Al final ha sido un Westerdahl, en el que se miraba Carlos (y otros Carlos), al que acudían los académicos y especialistas  dada su autoridad indiscutible al margen del aparataje  adminstrativo universitario. Como Juan Gómez Pano o Carlos Díaz Bertrana.
XY, mi hermano y yo compartíamos la devoción casi fanática por Carlos y más mesurada por Juan.
Nuestro amistad se hizo de familia desde el comienzo, de padres e hijos (Monte-story mediante y vecindad laboral mía) también nuestros padres se conocieron, y Carlos estuvo en Mundaka y Getxo. Hace poco le dije de repetir, pero impuso el principio de realidad: la incertidumbre. Lo más curioso es que el contacto,  no  se mantuvo con la intensidad de los comienzos primordiales, pero siempre se mantuvo en esencia. No vernos era lo contingente.  

Mi relación con Carlos, lo que destaco y cuento son el sinfín de genialidades, ocurrencias y maldades incluso ahora enfermo, como le comentaba a Claudia
Hace bastantes  años cenando los dos en el Mesón Castellano,  el camarero preguntó "que van a tomar los señores de postre" y   Carlos contestó sin mirarlo: "otra botella de vino".  Y siguió.  Y así miles.
Siempre era "sabes lo que ha dicho o hecho Gaviño"
Nadie o muy pocos son capaces de crear esa expectativa de gran   fiesta..
Detalle de la biblioteca de Carlos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias, amigo mío. Fantástico. Un abrazo grande.

Huma Heuschkel dijo...

Lo siento muchísimo Jose María. Conocí a Carlos gracias a ti y siempre fué conmigo amable y encantador, con una cultura y empaque, sobresalientes. Hasta nuestros perros Viola y Bruno se gustaban mutuamente.
Gran pérdida.
Un abrazo.