Según Christopher Hitchens él espolvoreaba (lamentablemente hemos de hablar en pasado) las comas en sus escritos. Le daba los manuscritos a Martin Amis (su gran amigo) y antes de darle una opinión o hacer un comentario sobre el libro, se lo devolvía totalmente corregido como si fuera su profesor de lengua. Yo que no suelo acertar a poner una coma bien, eso me daba ánimos. Empecé ayer a leer Correr de Jean Echenoz y no me acordaba del contenido de su anterior libro que había leido, solo de la portada y de que era de un escritor y su editor. El libro se llama Jerôme Lindon El autor y su editor, por lo que vuelvo a leerlo, son muy pequeños (la única literatura que tolero). Resulta que todo es verdad incluso existió Jerôme Lindon de Èditions de Minuit. Hablan de las comas, que la anterior vez se me pasó inadvertido, que dice mucho de lo bien que leo, se disputaban cada coma; Echenoz era partidario de su abolición, ya que la musicalidad de la frase era la que ordenaba y componía, Lindon de la señalización más o menos intensa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario