A mi edad debería llevar un aspecto más cuidado y no seguir con mi proverbial dejadez, informalismo, y de alter-nativo (que lo soy y además strictu senso y en todas partes). Bueno, tampoco salgo de casa más que a la gasolinera. Pero es un look que me gusta y con el que a veces me identifico. Que da la oprobiosa casualidad que corresponde a la estética de extrema izquierda y los perros flauta, osea mis más enconados enemigos de clase, cuya simplicidad absoluta en sus ideas diminutas compensadas con cuadales de moralidad monjil e hipocresia, pegajoso gregarismo y vitalicia inmersión en sus zonas de confort, me corroe,
Cuando era señor advocat tenía que ir de domingo, boda o formalidad, pero nunca me abrochaba el botón de arriba. Como decía una amiga mía de Bilbao que vivía en Madrid, ya cuando incursos en la cuarentena, éramos muy hedonistas y vitalistas, como si fuera una unción divina, pues ha salido un poco así. Y tan panchos. Sin embargo Fer participando interiormente de estas cualidades era superpijo del barrio de Salamanca de Madrid, y calzaba "Castellanos". Unos mocasines muy cursis, para desaliñarse se ponía náuticos.
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