Una alemana, hija de alemanes de la generación del 68 (por fin sabemos que fue algo malo: germen de la posmodernidad, prohibido prohibir o consagración de la abolición infantil de límites, boquete en la enseñanza y posterior hundimiento de toda autoridad como auctoritas, religiones identitarias, pugnaz infantilización), me dijo que su padre, profesor de clásicas, intelectual, que anda en bici y de noche bebe, se sentiría plenamente feliz en nuestras reuniones de los lunes. Poder coser, como comienzo interrumpido del tableteo de metralleta, la foto con los Octaviansky del sábado con esta del lunes, ya es ofrecer, o eso espero, un estilo de vida de proclividad frívola, insolencia hedonista, desprejuiciado y vitalista, con las gotas indispensables de espíritu bohemio, que no es precisamente el que se estila en las redes: o inclementes asuntos en última instancia administrativos o cosas tomadas a préstamo (sin pagar), si no saqueadas, o cuitas muy compartidas.
El gazapo está entre esta foto y la de arriba.
No son fotos (las de arriba) de El Pireo, ni Ibiza, ni Santorini, ni Cabopino- Marbella ni lugar que se asome al mar, que a lo más se huele (sin ninguna necesidad de interpretación). Vamos, que no es esto, pero bueno...
No hay comentarios:
Publicar un comentario